Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 93, 07/12/06
 

 

 

 

 

 

Tabaré militariza la planta de Botnia

Todos con la Asamblea de Gualeguaychú

Como si faltaran argumentos para desenmascarar al “izquierdista” Tabaré Vázquez como continuista total al servicio del capitalismo, el presidente uruguayo tomó la decisión de militarizar la pastera que Botnia está construyendo en Fray Bentos. Hasta los mismos funcionarios frenteamplistas decían en voz baja que la medida era una exageración. Pero en materia de sobreactuación de la defensa de los intereses de las multinacionales, Tabaré no deja nada librado al azar.

Bastó que en el Washington Post se citara que una mujer de 88 estaba dispuesta a actuar como bomba suicida contra la fábrica –la fuente fue el ambientalista y esposo de la secretaria de Medio Ambiente Piccoloti, Daniel Taillant– para que la paranoia invadiera a las autoridades uruguayas. El intendente de Fray Bentos, Omar Lafluf, defendió la intervención militar para custodiar Botnia con los insólitos argumentos de que “alguien [de la asamblea de Gualeguaychú] dijo que iba a venir un Bin Laden” y que entre los asambleístas se decía que la frontera argentino-uruguaya sería “como la de Israel y el Líbano”.

Kirchner, por su parte, ya no sabe qué hacer. Después de la mediación del rey Juan Carlos de España (que Uruguay aceptó) propuso la de ¡Gorbachov! (que Uruguay rechazó). Tal vez como castigo por las imprudencias de su marido, el gobierno puso a Picolotti en el freezer, y no formó parte de la última delegación negociadora argentina.

La cuestión de las pasteras ya permea toda la política entrerriana. Los candidatos del PJ se dividen entre los defensores de la asamblea de Gualguaychú y los que opinan –como el intendente de Colón, por ejemplo– que la cosa ya se salió de madre. En el medio están los que proponen “relocalizar” Botnia (¡con el 70% de la construcción terminada!) o hacer un canal de desagüe de 20 ó 30 km río abajo.

Mientras tanto, la asamblea de Gualeguaychú sigue firme con su plan de cortes. Incluso tuvieron tiempo de hacerle una tomada de pelo a la paranoia de Tabaré con una parodia de “invasión terrorista”. Una cosa es segura: más allá de su heterogénea composición social y de que su programa no contempla una salida para los trabajadores de ambas orillas (incluso a veces se filtra un peligroso tono chauvinista), la asamblea de Gualeguaychú se mantiene independiente de los gobiernos y de las gestiones diplomáticas que son sólo maniobras para ganar tiempo.

Por eso y porque aumenta el coro histérico en ambas márgenes del Plata para que sean desalojados de una buena vez, más que nunca hay que apoyar a los asambleístas de Gualeguaychú y a sus medidas. Una buena oportunidad será la marcha que realizarán en Buenos Aires el próximo martes 12.