Ley
de Hidrocarburos K
Otra
vuelta de tuerca al saqueo de las privatizadas
Por
Oscar Alba
El
gobierno acaba de mandar dos proyectos de ley sobre
Hidrocarburos al Congreso Nacional. Uno de ellos, ya obtuvo
media sanción en Diputados. Los proyectos se caracterizan
por su conservadurismo y continuismo neoliberal, que resalta
aún más de parte de un gobierno que vive haciendo
demagogia de que “defiende los intereses nacionales”. Y
si, por ejemplo, en el caso de Bolivia, aun cuando el
gobierno de Morales no ha llevado adelante una verdadera
“nacionalización”del gas, existe una pelea por el
reparto de la renta hidrocarburífera, en el caso de
Kirchner se trata de la más escandalosa continuidad. En
ningún país productor importante el petróleo está tan
completamente privatizado como aquí.
La
escasez de gasoil en distintos puntos del país aviva una
vez más el problema energético nacional. En un país cuyos
recursos naturales están amenazados por la voracidad de las
empresas multinacionales, los hidrocarburos no escapan a
este ataque.
La
falta de combustible es una de las consecuencias de esto y
ya está provocando serios problemas en Córdoba, Santa Fe,
Entre Ríos y Corrientes, entre otras provincias. En Córdoba,
por ejemplo, hay suspensión de servicios de ómnibus, falta
de combustible para las ambulancias y sobreprecios. En Santa
Fe, los camioneros se ven obligados a pagar el gasoil más
caro y con cupos de venta. Ya productores agropecuarios de
Entre Ríos y Corrientes han cortado la ruta 14 reclamando
al Gobierno nacional una solución al problema.
La
falta de gasoil debemos ubicarla en el marco del problema
energético internacional. Y en nuestro país las
reservas de petróleo y gas han caído. Según un informe de
la Secretaria de Energía de la Nación, “las reservas
de petróleo cayeron un 15% y las de gas natural un 16,7%
respecto de 2004” (Claudio Mansilla, infoMoreno). Esto
significa que las perspectivas de extracción en cantidad de
años se han reducido. En 1988, las reservas de
hidrocarburos alcanzaban para mantener por casi 14 años la
extracción de petróleo y 37 las de gas, mientras que hoy
quedan 8,1 años para el petróleo y 8,7 para el gas. Es en
la cuenca neuquina donde se registra la mayor caída de
reservas: 50% de disminución de petróleo y 83% en gas
natural.
Ahora
bien, aun teniendo en cuenta que desde el 2000 las reservas
vienen cayendo, hay que resaltar que este descenso ha sido
de gran magnitud durante el año pasado. Según Diego
Mansilla “No sólo no se repuso ni un solo metro de cúbico
extraído en el 2005, sino que ‘desaparecieron’ reservas
equivalentes al 40% de la extracción de petróleo y el 70%
de la de gas” (infoMoreno).
En
gran parte lo que ha ocurrido es, lisa y llanamente, un
saqueo de las reservas por partes de las empresas como
Repsol: ella sola representa el 47 % de la disminución de
petróleo y el 61% de la de gas.
Por
su parte, los patrones han pedido que la gente “consuma
menos energía” para poder sostener el crecimiento de la
economía. Luis Pagani, principal dirigente de la Asociación
Empresaria Argentina y dueño de Arcor, dijo que la población
debe “acompañar el esfuerzo” de los empresarios para
ahorrar energía (Clarín, 27-9-06). Este
“esfuerzo” que reclama Pagani seguramente le va a servir
también para instalar la planta de cartón corrugado en
Chile para lo cual va a invertir 30 millones de dólares.
Esto también es parte del crecimiento económico del que
habla el gobierno: el crecimiento de las ganancias
capitalistas a costa del “esfuerzo” que deben hacer los
trabajadores, en este caso ahorrando luz, gas y combustible.
Proyecto
de Ley de Hidrocarburos: la continuidad de las
privatizaciones
La
punta del ovillo de este saqueo es la privatización del
petróleo en los años 90, durante la gestión de Carlos
Menem. En este sentido, es importante tener en cuenta que,
en el resto del mundo, las empresas petroleras no fueron
privatizadas. Por otro lado, según Félix Herrero,
“Argentina vende desde 1989 petróleo a las refinerías al
precio internacional, y no al valor del costo de extracción
más un porcentaje normal de utilidad. Nuestro propio crudo
resulta para los argentinos como si fuera importado”
(23-4-05) Y los gobiernos que sucedieron al privatizador
Menem no han hecho otra cosa que continuar con esta política
entreguista. De esta manera, Kirchner suele ponerse su
deslucido traje de los años 70 para ocultar su camiseta de
los 90. Y, en el terreno energético, no hace otra cosa
que continuar respaldando y fortaleciendo el robo de nuestro
subsuelo a manos de los capitales transnacionales.
En
este sentido, Kirchner ha enviado dos proyectos de ley. El
primero, que ya fue aprobado por Diputados, liquida el
riesgo empresario, dándoles la exención de impuestos a
las ganancias, a la importación de capitales y
también para su actividad de exploración y explotación en
el Mar argentino y otros territorios continentales. Con este
sistema se termina con la licitación pública para el
otorgamiento de permiso de exploración y concesiones de
explotación. El segundo proyecto plantea una modificación
a la vigente Ley de Hidrocarburos. Se trata de convertir el
“dominio originario”[1] que las provincias hidrocarburíferas
lograron mediante la Constitución de 1994, en “dominio
juridiccional o útil”. Esto daría la potestad de manejar
las concesiones a las provincias, algo que antes era
privativo del propio Estado nacional. De esta manera, los
gobernadores de las provincias con hidrocarburos, como
Sobisch en Neuquén, ya se están refregando las manos para
embolsar las regalías y ganancias que surjan de la
explotación de los recursos.
Estos
proyectos, como vemos, lejos de poner algún límite al
saqueo de los hidrocarburos, desarrollan y perfeccionan la
política del menemismo en los 90, adecuándola cada vez más
a los intereses capitalistas imperialistas.
Una
tarea de los trabajadores
La
lucha para terminar con este robo no es fácil. Pero no
puede venir de manos que no sean las de los trabajadores,
fundamentalmente de los petroleros y de los del sector de la
energía. Deben incorporar a sus reclamos cotidianos la
necesidad de anular las privatizaciones, nacionalizando la
exploración y la explotación de las cuencas hidrocarburíferas
para echar a las empresas que hacen del subsuelo nacional su
principal fuente de ganancias. En este marco, debemos ubicar
al gobierno de Kirchner como el principal defensor de las
empresas privatizadas. Es el mismo gobierno que hace pocos días
fue a cantar loas al capitalismo en el mismo corazón del
imperialismo mientras aquí recorre el país hablando del
“proyecto nacional”.
El
gobierno ha contado también con la corrompida burocracia
sindical que amenaza con solicitadas y palabrerío pero no
sabe más que buscar la prebenda del gran patrón. Por eso,
la nacionalización de los recursos energéticos bajo el
control de los trabajadores no puede ser entendida como “música
del futuro”, sino como una pelea que ya se instaló en la
vida cotidiana de las masas obreras y populares. La escasez
de gasoil y el encarecimiento de la garrafa de gas se suman
a los apagones de luz y la falta de agua potable en diversas
zonas, y no son más que los eslabones de la cadena con que
nos azota la política kirchnerista. Esta pelea es política
y no se dirime en los estrados parlamentarios, sino en el
impulso de la organización de la movilización obrera y
popular para acabar con las privatizaciones y las leyes que
las sostienen.
Nota:
1.
El “dominio originario” significa que la provincia tiene
la propiedad de los recursos que posee el subsuelo, pero no
pueden ejercer totalmente ese derecho con respecto a la
explotación de los recursos.
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