Una
biografía que resume la tragedia de los ex “países
socialistas”
El
Gran Mentiroso, de “comunista” a multimillonario
Ferenc
Gyurcsany, el cuestionado primer ministro de Hungría, además
de pasar a la historia como uno de los grandes mentirosos de
la política, también simboliza lo que sucedió en los ex
“países socialistas” o “comunistas” que, por
supuesto, con el socialismo y el comunismo tenían poco que
ver. El relanzamiento en el siglo XXI de la lucha por el legítimo
socialismo exige tener en cuenta estas trágicas lecciones.
A fines de
los 80, la crisis económica, las protestas y el descontento
social motivaron a las burocracias de los partidos
comunistas de la ex URSS y sus vasallos del Este europeo a
buscar su salvación restaurando el capitalismo. Hungría
estuvo a la vanguardia de ese proceso, adelantándose
incluso a la ex Unión Soviética.
En esos
tiempos de la caída del Muro de Berlín (1989) y la
disolución de la URSS (1991), el joven Ferenc Gyurcsany era
secretario de la Juventud Comunista de Hungría. Como sucedió
con infinidad de burócratas estalinistas, la transición al
capitalismo fue también para este joven avispado la
oportunidad de convertirse en millonario.
Valiéndose
de su posición en la burocracia y el estado, Gyurcsany llegó
a ser finalmente uno de los hombres más ricos de Hungría,
mediante especulaciones inmobiliarias, y la “reconversión”
y privatización de empresas estatales oportunamente
“fundidas”; historias de las que sabemos mucho en
Argentina.
Pero, quizás
por su tradición como cuadro político de la burocracia, el
joven multimillonario no se retiró a la vida privada.
Encabezando una legión de burócratas, condujo la
reconversión del antiguo partido comunista, que fue
rebautizado como “Partido Socialista” y se integró a la
socialdemocracia de Europa occidental, no menos burguesa y
corrupta que sus nuevos pares del Este.
Al igual
que sus colegas de los otros ex “partidos comunistas”
del Este reciclados con la etiqueta de “socialdemócratas”,
los “socialistas” húngaros fueron fervientes defensores
de la integración a la Unión Europea bajo las condiciones
más leoninas.
Ahora, ante
el desastre económico-social, Gyurcsany y su “Partido
Socialista” dan como salida un “plan de austeridad”.
Éste va a hundir a los trabajadores magyares en el
desempleo y la miseria... pero va a aumentar las
superganancias de las corporaciones de la UE en Hungría y
de los millonarios nativos como Gyurcsany.
En política
exterior, estos ex “comunistas” apoyaron
incondicionalmente a Bush en Afganistán e Iraq. Los
gobiernos en que participaron fueron los primeros en enviar
tropas para las aventuras guerreras de EEUU en Medio
Oriente. Por eso, tiempo atrás, Condoleezza Rice alabó a
esa “nueva Europa”, que contrasta con la “vieja
Europa” occidental, decadente y cobarde, que regatea su
cuota de sangre en las cruzadas coloniales de Washington.
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