Venezuela
hoy
Cierta
tristeza y preocupación
Por
Flor Beltrán
Desde Caracas, para Socialismo o Barbarie, 10/08/06
La
compañera de Socialismo o Barbarie Internacional nos
escribe desde Venezuela describiendo elementos de la
realidad política de ese país que contrasta con la pintura
puramente apologética que se hace del proceso venezolano,
del gobierno de Chávez y del chavismo. Se remarca, por el
contrario, la posibilidad concreta y la necesidad ineludible
de construir una herramienta política de la clase
trabajadora totalmente independiente del chavismo, que hoy
está en plena campaña reeleccionista.
Chávez
ha tenido el coraje de amenazar a Israel con la ruptura de
relaciones diplomáticas, gesto que ha causado satisfacción
a todos los pueblos víctimas de los ataques imperialistas.
Pero en su propio país Chávez dirige un capitalismo
nacionalista, antineoliberal, pero capitalismo al fin... y
los pobres pagan el precio.
En
Caracas reina tristeza y preocupación: es el
congelamiento o reabsorción de un proceso revolucionario
que no cumplió sus promesas. Si bien se anuncian
grandes proyectos de obras públicas (gasoductos, metros,
trenes, autopistas) la situación del pueblo ha mejorado
poco desde 2004. A pesar de las misiones, a través de las
cuales la salud y la educación llegaron a la mayoría de la
población, la inflación alcanza el 25% este año, lo mismo
que el año pasado, sobre todo en alimentos y medicinas.
Esto se refleja en las caras de los venezolanos de angustia
y tristeza; se ha perdido el buen humor y el optimismo de
los años anteriores. Naturalmente, los salarios no
siguen este ritmo, la situación es desesperante para los
desempleados, trabajadores informales, ancianos, mujeres
solas, etc. Los abuelos deben gastar por lo menos el cuarto
de su pensión en medicinas para paliar los achaques de la
edad.
La
inflación hace que el salario de los trabajadores sea bajo
para asegurar las ganancias de los capitalistas y el estado.
Las industrias agroalimentarias, el sector comercial y los
bancos pueden obtener dólares baratos cuando quieren. También
gana el estado con el IVA, impuesto al consumo, que aumenta
con los precios.
Hay
un automóvil “popular” que cuesta 20 millones de bolívares,
asequible para los que gozan de un empleo que les permita
solicitar un crédito. Y mientras Chávez continúa alabando
las virtudes cristianas de la pobreza, vemos surgir nuevas
mansiones, y en las calles se pasean Mercedes y BMWs. Chávez
llama a los capitalistas a invertir mientras dice construir
el socialismo del siglo XXI en el mismo programa de televisión.
Abajo, en la esquina algunos chicos registran las bolsas de
basura. Se ven personas en la miseria, jóvenes, adultos,
mujeres. Los robos de bolsos ocurren por miles todos los días,
en los fines de semana hay de 20 a 40 asesinatos por robos,
problemas de drogas o violencia contra la mujer.
Es
muy difícil conseguir vivienda hasta para la “clase
media”, con la sola salida de mudarse a zonas alejadas de
las ciudades, en la provincia, sin servicios como transporte
y comercios, propios de una ciudad normal. Y se sigue
pagando el 25% de los recursos del país a los bancos los países
industrializados por concepto de deuda externa.
A
la gente le queda el empleo “informal”:
“La
economía crece en 9,6%, y sin embargo entre junio 2005 y
junio de este año la cantidad de personas empleadas en el
sector formal sólo se incrementa en 275.839, una magnitud
deficiente ante los 400.000 jóvenes que cada año ingresan
al mercado laboral. La inversión existe donde hay
inversiones publicas y la inyección de capitales privados
fue de tan sólo 9% del total nacional, de 18% del PIB. Sólo
519 millones de dólares de utilidades provenientes del
sector privado fueron reinvertidas en el aparato productivo,
de acuerdo al propio BCV. La reinversión en las industrias
sólo creció en un 10%.
“Las
empresas aumentan sus ventas, el gasto público aumenta en
forma agigantada y el PIB registra aumentos anuales
sostenidos, pero ¿dónde está el empleo? Pero agreguemos
un dato más: en 2005 el PIB creció en 9,3 % y la cantidad
de trabajo en 0,35%. En 2004, el PIB creció un 17,8% y el
empleo un 5%, es decir, no hay proporción.
“Para
que el empleo crezca, es necesario que se aumente la inversión
en nuevas plantas, máquinas y equipos que requieren mayor número
de trabajadores. La burguesía ha optado por hacer pocas
inversiones, el país no puede continuar en la caída de la
producción nacional y la mengua del empleo. Como muestra de
esta grave crisis es tal que las importaciones en 2005
fueron de 23.000 millones de dólares, el nivel más elevado
en los últimos años”.[1]
Un
“proceso” para tranquilizar a los luchadores
Se
ha neutralizado a los organizadores de los círculos
bolivarianos, a los luchadores de los barrios, a las mujeres
que exigían igualdad, dándoles puestos burocráticos en la
administración y ocupándolos en un papeleo infernal.
En
la armazón de los listados para ayudar a las madres en
“pobreza extrema” hay preferencias y funciona el
“amiguismo”, como en casi todos los planes
“misiones”: vivienda, trabajo, etc. Hasta los pollos de
Mercal [2] son vendidos a los amigos y la familia en primer
lugar. Industrias Polar, que controla un importante sector
de la manufactura alimentaría de Venezuela y que jugó un
rol fundamental en los sucesos fascistas de 2002 y 2003, es
actualmente uno de los principales proveedores de Mercal.
Y
mientras se trata con rigor a los empleados públicos que
ganan el salario mínimo (475.000 bolívares más un bono
“alimentación” de casi la misma cantidad, pero que no
es salario y no pasa a las jubilaciones), la canasta
familiar es de 1.750.000 bolívares para 4 personas. Se los
amenaza con despidos por enfermarse o llegar tarde, se les
impiden hacer demandas salariales hasta después de las
elecciones porque hay que garantizar los “10 millones de
votos”, mientras los bancos hacen enormes ganancias, por
ejemplo, con la compra de bonos argentinos (en dólares),
que venden en el mercado negro.
Ahora
el gobierno promete pagar deudas a los empleados públicos y
los aguinaldos de diciembre. Así calmará a los
trabajadores justo antes de las elecciones, pero será un
alivio pasajero. Todo este dinero terminará en los
bolsillos de los capitalistas, que pueden comprar dólares a
través de las acciones de la Cantv, por ejemplo, al precio
oficial, y obtener los preciados billetes verdes en su próximo
viaje a Miami, donde los depositarán en sus cuentas en la
banca imperialista.
Chávez
amenaza a los terratenientes con expropiación de las
propiedades, pero los asesinatos de dirigentes y familias
campesinas continúan impunemente. Los industriales crean
escasez de productos básicos como azúcar, café, harina
para crear descontento y aumentar los precios. El gobierno
se hace el ciego para no molestar a los capitalistas.
“Por
otro lado, además del temor de clase de la oligarquía
nacional y de la inquietud del imperialismo, sabemos que el
plan contrarrevolucionario sigue su marcha, y que un pilar
fundamental es el debilitamiento de la economía nacional.
Los ingresos extraordinarios petroleros han frustrado y
amortiguado en buena forma el plan de saboteo a la economía
nacional, pero a qué precio, al de estar invirtiendo miles
de millones de dólares en importaciones. Una real locura
que no puede continuar.
“Visto
el análisis económico anterior, resulta absurdo que el
Estado esté invirtiendo millonarias sumas en importaciones,
millones de dólares para subsidiar a los banqueros con
bonos a alto interés para retener la masa monetaria en las
bóvedas, mientras la economía real está en grave crisis,
sólo que disimulada en una burbuja. Si queremos
hacer la Revolución, deberíamos expropiar a los
capitalistas e invertir todos esos recursos en capitalizar
al aparato productivo tras siete años de saboteo de la
oligarquía; se produciría en corto plazo en las nuevas
empresas nacionalizadas bajo control obrero un crecimiento
espectacular del empleo, de la productividad nacional y una
caída en las importaciones, con lo que se podría a su vez
invertir más en la educación y en la salud del pueblo,
además que aumentaría la conciencia de clase del
trabajador venezolano, convirtiéndolo ahora sí en
vanguardia del proceso revolucionario”.[3]
Resistencia
de los trabajadores
En
la última marcha del sector autónomo de la UNT, el 19 de
julio, convocada por Orlando Chirino y otros dirigentes por
la renegociación de los contratos laborales, hasta los
buhoneros (vendedores informales) desfilaron por primera vez
pidiendo el derecho a trabajar (el gobierno pretende
instalar un “día de parada” para “limpiar” las
calles).
La
resistencia de obreros y empleados va en aumento. Cada día
estallan nuevos conflictos, aunque se responsabiliza a algún
personaje del gobierno o la empresa privada, no directamente
a Chávez (hay muchos que creen que él está en una
burbuja, protegido por vividores que no le dejan conocer la
situación del pueblo). Ya los trabajadores del sector eléctrico
obtuvieron una victoria cuando amenazaron con ir a la
huelga. Lograron 600.000 bolívares de aumento mensual,
entre otros ingresos previstos en el contrato.
También
han aumentado las ocupaciones de terrenos, familias en la
miseria han sido desalojadas, a veces violentamente, por la
guardia nacional. Los damnificados, que se han quedado sin
vivienda por las lluvias, manifiestan frecuentemente
exigiendo vivienda.
Una
oposición verdaderamente clasista y popular tiene las
puertas abiertas y una audiencia ávida. El pueblo es el
que salvó a Chávez en el golpe del 2002 y fue la clase
trabajadora el héroe que salvó al país del paro sabotaje
de la burguesía y el imperialismo. Ahora cualquiera
entiende que sólo los trabajadores y el pueblo organizado
pueden hacer salir el país de la crisis social y despertar
un verdadero optimismo revolucionario en Venezuela. Chávez
lo sabe, pero lo que pasa es que tiene más miedo a la
iniciativa revolucionaria y autónoma de los trabajadores y
el pueblo que al imperialismo.
Notas:
[1]
http://www.aporrea.org/ideologia/a24615.html
[2]
Mercados del gobierno, con precios bajos.
[3]
Idem 1.
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