A
un año de su reelección
Crece
la oposición a Bush
Por
Federico Moreno
Miembro de la International Socialist Organization (ISO) y
militante antiguerra de EEUU
Tras
su reelección hace más de un año, Bush parecía haber triunfado. Alardeaba
con que utlilizaría el “capital político” ganado en la elección para
llevar a cabo toda una agenda conservadora. Muchos concluyeron que la población
estadounidense era contundentemente conservadora y tradicional. Mucho ha
cambiado desde entonces, y la administración se encuentra en crisis en todos
los frentes políticos.
Una
serie de escándalos de corrupción ha llevado al procesamiento de funcionarios
en altos puestos del gobierno, incluyendo al asesor principal del vicepresidente
Dick Cheney, Louis “Scooter” Libby.
La
negligencia absoluta del gobierno frente al desastre del huracán Katrina expuso
indiscutiblemente las prioridades enfermizas de un gobierno que dispone de US$
1,2 billones para destruir Iraq pero que no tiene dinero para evitar las muertes
de sus pobres. Y reintrodujo, por primera vez en una década y media, el tema de
la pobreza y el racismo en los medios masivos.
Hasta
la economía, supuestamente el punto fuerte de la política de Bush, le trae
serios problemas. Aunque la economía creció un 4,2% el año pasado, los
sueldos reales bajaron. La resultante bronca de clase se manifestó en el amplio
apoyo que recibió la exitosa huelga del transporte público de Nueva York el
mes pasado.
Sin
embargo, la principal crisis que enfrenta Bush es el desastre absoluto de la
ocupación de Iraq.
Amplios
sectores de la clase dominante, incluyendo parte del alto mando militar, están
llegando a un consenso: la
guerra es inganable.
Desde
julio las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses –hasta un
60%– están en contra de la guerra. La aprobación del gobierno en general ha
llegado a menos del 40%, figura únicamente superada por Nixon tras el escándalo
de Watergate. Una encuesta del Wall Street Journal/NBC de octubre revela que la aprobación de Bush
entre la población negra es de un mero 2%.
La
falsa opción del Partido Demócrata
Frente
a esta crisis absoluta de la Administración, los demócratas, el segundo
partido más entusiastamente capitalista de EEUU, presentan una no-oposición.
Esta
es la clave de la gran confusión de las elecciones estadounidenses. El sistema
electoral de EEUU hace prácticamente imposible la aparición de un tercer
partido, y el dominio del Partido Demócrata sobre la clase obrera y la población
negra es casi absoluto.
Siendo
que la campaña de Kerry (el demócrata que enfrentó a Bush en las últimas
elecciones presidenciales) no se diferenció de la de Bush, y que encima lo
criticó desde la derecha en el tema de la guerra, la mayoría del electorado no
votó.
Y
los que votan, generalmente se tapan la nariz y votan al mal menor –el demócrata–,
por ser la única opción viable en contra de los republicanos. El rechazo
generalizado a la política de Bush, entonces, no encuentra expresión
electoral.
Otra
tarea que realiza el Partido Demócrata para la clase dominante es la de servir
como cementerio de movimientos.
Con
el argumento de que cualquier cambio que suceda en EEUU tendrá que venir desde
adentro del Partido Demócrata, históricamente han co-optado, desmovilizado y
neutralizado todo tipo de movimientos sociales.
En
las elecciones del 2004 el caso fue Dennis Kucinich, candidato anti-guerra y
progresista que se postuló en las primarias demócratas. Grandes secciones del
movimiento anti-guerra dejaron de movilizarse y organizarse independientemente
para entrar en su campaña. Cuando no ganó la candidatura de su partido,
Kucinich pasó su apoyo a Kerry, sacando provecho del sentimiento generalizado
de que “cualquiera menos Bush” debe ganar.
Hoy,
el movimiento contra la guerra sigue dividido en este aspecto. De las dos
principales organizaciones a nivel nacional, ANSWER sigue convocando las grandes
movilizaciones, mantiene el lema principal de “Tropas a Casa Ya,” y una
postura independentista hacia los demócratas.
Pero
UFPJ, dominada políticamente por el Partido Comunista de EEUU, es cada vez más
un ala del Partido Demócrata. Tras la manifestación del pasado 24 de
septiembre, anunciaron que no se movilizarán para el aniversario de la invasión
en marzo, y han puesto como sus prioridades hacer presión legislativa y apoyar
a demócratas progresistas en las elecciones.
Por
esto, la principal barrera al avance de los movimientos sociales y la clase
obrera en EEUU es el Pardido Demócrata, y la principal tarea de la izquierda es
quebrar su dominio sobre ellas.
La situación de la izquierda
En
los últimos 10 años, el Partido Verde ha sido la principal organización que
ha llevado adelante esta importantísima tarea en el campo electoral, juntando
diversas secciones de la izquierda amplia, los movimientos sociales y millares
de activistas independientes, y alcanzando su apogeo en la campaña presidencial
de Ralph Nader en el 2000.
Este
año, en las elecciones de mitad de término, que renuevan la Cámara de
Diputados y parte del Senado, el movimiento anti-guerra ha encontrado una gran
oportunidad para desafiar a los demócratas.
En
California, donde las elecciones también incluyen a los puestos del gobierno
estatal, se lanzó la campaña “MVP” (Un Millón de Votos por la Paz, en sus
siglas inglesas). Se postula por el Partido Verde una lista de activistas de los
movimientos contra la guerra y la pena de muerte y por los inmigrantes.
La
pieza central de la campaña es el desafío a la senadora demócrata Diane
Feinstein. Como gana el 70% del voto y los republicanos están tan contentos con
ella –apoya sin excepción todas las iniciativas de Bush– el Partido
Republicano ni se molesta en montar una campaña en su contra.
Esto
elimina el argumento de que votar por un tercer partido que representa las
aspiraciones de uno puede pasarle la elección a los republicanos, abriendo la
puerta a incrementar considerablemente el voto por una alternativa a la
izquierda de los demócratas.
En
la lista MVP del Partido Verde se postula para senador el activista y trotskista
Todd Chetien.
La
intención principal de la campaña es que la construyan y la lleven adelante
los movimientos sociales y sindicatos progresistas de California. Y que, a la
vez, sirva para aglutinar y hacer crecer a esos movimientos y sindicatos.
Entre
las agrupaciones centrales que organizarán la campaña, aparte del propio
Partido Verde, están CAN (Red de Campuses Contra la Guerra), la principal
organización estudiantil contra la guerra y USLAW, la organización sindical
contra la guerra.
Hacer
avanzar el movimiento antiguerra
Dos
eventos que serán centrales para este proyecto serán las manifestaciones
nacionales contra la guerra en marzo y octubre. Las elecciones son en noviembre.
“Debemos
no sólo asistir a las mayores manifestaciones contra la guerra en marzo y
octubre –dijo Chretien–sino asumir un papel central en organizarlas”.
En
el Foro Social Mundial el mes pasado Cindy Sheehan –la madre de un soldado
muerto en Iraq y quien reavivó el movimiento contra la Guerra en EEUU en julio
del 2005 al establecer un campamento en la estancia de Bush en Texas– anunció
que desafiaría a la senadora Feinstein en las primarias demócratas.
Su
campaña le brindará mayor atención a la campaña MVP, y demostrará la gran
cantidad de votantes demócratas que no están de acuerdo con la política
belicista de Bush y Feinstein.
Lo
que queda por ver es si, al perder la nominación del Partido Demócrata para
senadora –hecho inevitable–Sheenan prestará su apoyo a sus aliados del
movimiento en la campaña MVP o sucumbirá al “mal-menorismo”.
Al
ser organizada por las bases de los movimientos en las universidades y los
barrios de California, la campaña MVP será un nexo del movimiento contra la
guerra en EEUU.
Será
también un referéndum sobre la guerra y constituirá un paso importante hacia
la construcción de una alternativa a la izquierda de los demócratas.
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