Las
caricaturas de Mahoma y las reacciones en el mundo islámico
¿”Libertad
de expresión” o provocación deliberada?
Por
Claudio Testa
La
publicación en el periódico danés Jyllands
Posten de una serie de caricaturas de Mahoma, profeta del Islam, iniciaron
una reacción mundial en cadena. En varios países de mayoría musulmana derivó
en violentas movilizaciones, que incluyeron la quema de embajadas europeas.
Esto
dio la oportunidad para que los medios, especialmente en Europa y EEUU,
redoblaran hasta lo inaguantable la campaña racista “islamofóbica” que se
ha convertido en uno de sus discos preferidos. Los noticieros de TV –que en su
mayoría reproducen a un puñado de “cadenas” mundiales que siguen las
“orientaciones” de Washington– presentaron la cosa como una explosión de
la “intolerancia” que caracteriza, por supuesto, a esos pueblos “bárbaros”,
fanáticos e incapaces de “vivir en democracia”.
Junto
con ese refrito televisivo de consumo popular –algo que se podría bautizar
como “hamburguesas para engordar ideologías”–, se sirvieron también
platos más “refinados”. La prensa “seria” se llenó de “columnas de
opinión” escritas por “expertos“ y “profesores” que explicaron al
vulgo lo del “choque de civilizaciones”. ¡Y en Europa hasta se sumó a esta
cruzada un amplio sector del “progresismo”! Así, Bernard Cassen , director
de Le Monde diplomatique, presidente
honorario de ATTAC-France y cofundador del Foro Social Mundial salió a la
palestra para defender “el derecho a dibujar a Dios”. En su artículo nos
explica cómo esto hace al “fundamento constitutivo de la Europa moderna
heredera de la de las Luces”.[1] “Luces” que, evidentemente, no brillan
entre esos bárbaros islámicos... Finalmente, como cuadra a todo “progre”
francés, Cassen desarrolla su artículo prendiendo una vela a la “vaca
sagrada” del “laicismo... y alabando la medida del gobierno francés de
expulsar de las escuelas públicas a las alumnas que se cubrieran la cabeza con
el pañuelo musulmán.
¡La
“Europa de las Luces” tuvo, entonces, un amplio arco de defensores! ¡Desde
el refinado director de Le Monde
diplomatique hasta las “barras bravas” de nazis que en esos días fueron
a los estadios de fútbol de varios países europeos a corear “Mueran los
musulmanes”!
El
contenido y el contexto
Presentar
esto como un debate sobre la “libertad de expresión” o de “dibujar a
dios” o a quien sea, es una falsificación
del problema. No sólo Cassen sino la casi totalidad de la prensa, sobre todo
europea, desarrolla esa chicana.
Es
una maniobra tan hábil como habitual. Consiste en vaciar
la cuestión de todo contenido concreto
(y, además, sacarla de su contexto
concreto).
Alguien
hizo unas caricaturas. ¿Quién puede estar contra la “libertad de expresión”
y “de dibujar”, aunque se trate de Mahoma? ¡Sólo un “intolerante”! En
Occidente tenemos la libertad de hacer chistes sobre Jesucristo y nadie dice
nada. Sin embargo, si se alude a Mahoma, los musulmanes reaccionan así,
violentamente. Es que son bárbaros y fanáticos... Pero estamos en la Europa
democrática y laica, donde existe libertad de hacer bromas y dibujar lo que se
nos dé la gana.
Este
argumento repetido hasta el cansancio en la prensa occidental, comenzó a
deshilacharse cuando se hizo público un “detalle”: dos años atrás, el mismo periódico Jyllands
Posten había
rechazado
una caricatura relativa a Jesucristo.
Y lo hizo por escrito con el siguiente argumento: “publicarla ofendería a los
creyentes”.
¡Las
cosas empiezan a aclararse! Hay “libertad” para ofender a los creyentes...
musulmanes. Pero si son cristianos... se acaba la broma... Hay “libertad para
dibujar a dios”... siempre que no sea el dios de Occidente. Todos los dioses
son iguales, pero algunos son más divinos que otros.
Sigamos
bajando a tierra desde la estratosfera de la “libertad de dibujar”. ¿Por qué
hacen tanta bulla esos intolerantes musulmanes? ¿Es que a Mahoma lo dibujaron
feo? El contenido es que la serie de
caricaturas podría titularse “Mahoma,
el terrorista”. En varias, el Profeta lleva una bomba en el turbante. En
otra, está a las puertas del Paraíso dando la bienvenida a los “terroristas
islámicos” inmolados, etc. Todas son por el estilo.
Las
caricaturas, entonces, tienen poco que ver con la religión. Son, simplemente,
otra expresión de esa basura ideológica
y política, la infame y mentirosa campaña
contra “el terrorismo islámico”, que lleva adelante el imperialismo
para justificar el sometimiento de esos pueblos y el saqueo de sus riquezas
naturales. El cuento de la “guerra contra el terrorismo islámico” ha sido
el supremo pretexto para la invasión y ocupación de Iraq y Afganistán, y la
matanza de cientos de miles de hombres, mujeres y niños. Es también la
coartada de las atrocidades de los sionistas en Palestina, que han montado un
estado racista y un régimen de apartheid
al lado del cual el de Sudáfrica aparece como un juego de niños.
Asimismo,
la campaña “islamofóbica” es “multiuso”.
Además de los servicios que presta al intento de establecer imperios
colonial-petroleros en Medio Oriente, da otros réditos menores pero nada
despreciables. En la “democrática” Europa reina la más brutal discriminación
contra las poblaciones provenientes de la emigración. Como sectores importantes
vienen de países “islámicos”, la islamofobia es excelente para aislarlos
de los trabajadores “blancos”, para justificar la represión, los maltratos
policiales, la negativa a darles empleo... todas esas bestialidades
de la alabada “Europa de las Luces” que llevaron al estallido de la juventud
de los suburbios de París el año pasado.
Otro
dato de ese contexto no es menos significativo. Las provocativas caricaturas de
Mahoma aparecen justo cuando en el democrático Occidente comienza a batirse el
parche de una nueva cruzada contra el
“terrorismo islámico”, esta vez contra Irán. Ahora no son las “armas
de destrucción masiva” de Saddam sino la “bomba atómica” de Ahmadinejad.
Y en esta aventura ya se han anotado algunos de los gobiernos europeos que
recularon en la anterior ocasión.
Es
todo eso lo que está sobre el tapete; no la “religión” ni mucho menos la
“libertad de expresión”.
Nota:
1.
Bernard Cassen, “El derecho a dibujar a dios”, El
Periódico, Catalunya, 04/02/06.
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