No
a la contaminación de las papeleras
Unidad
de los trabajadores para luchar por
trabajo y salud
Por Ana Vázquez
El
rechazo generado en la población de Gualeguaychú y las acciones de los cortes
de ruta en plena época de verano hacia Uruguay han creado serios problemas a
los gobiernos uruguayo y argentino. Las negociaciones hacia una salida que evite
este “malestar” parecen estar estancadas. El gobierno argentino recurrirá a
la Corte Internacional de La Haya y el uruguayo se mantiene en sus trece. Entre
otras cosas, porque les importa nada la salud de la población y porque no van a
molestar un flor de negocio capitalista.
Más
allá de las declamaciones mentirosas de que las plantas no van a afectar el
medio ambiente ni la salud de la población, lo cierto es que van a usar un
sistema de blanqueo con dióxido de cloro que produce una sustancia llamada dioxina
que es altamente contaminante, cancerígena y tarda mucho en degradarse en el
ambiente. Como antecedente de otras plantas ya instaladas, el ambientalista
uruguayo Ricardo Carrere, del grupo Guayubira, en declaraciones realizadas en
una visita a Buenos Aires, menciona el siguiente: “En el caso de la planta de
Arauco, está a 54 km de la ciudad de Valdivia (Chile), y hay uno o dos días
por semana en que la gente de Valdivia no puede ni respirar por el olor... a 54
km de distancia. En Fray Bentos estamos hablando de 4 km una y 11 km la otra, y
Gualeguaychú está a algo más de 20 kilómetros. Dentro del área esa también
está la ciudad de Mercedes, la ciudad de Dolores y una serie de pueblos en la
provincia de Entre Ríos”.
¿Hay
alguna forma de evitarlo? Se pueden disminuir sus daños con un sistema... más
costoso.
No
las une sólo el papel, sino el espanto
Botnia
y Ence, las empresas que instalan las plantas no son, digamos, advenedizas en el
negocio ni ningunas “nenas de pecho”. Este es una parte de su currículum:
“ENCE
SA se encuentra en el Uruguay desde aproximadamente 1991 bajo el nombre de la
firma forestal Eufores SA, con plantaciones en ese país de alrededor de 60.000
hectáreas de eucaliptus globulus. Su vicepresidente, la ingeniera Rosario Pou,
es cuñada del ex presidente uruguayo Luis Alberto Lacalle, en cuyo gobierno
comenzaron las tratativas para la instalación de la planta de celulosa.
“Botnia
SA se encuentra en el vecino país desde 2000-2001, bajo el nombre de la firma
forestal FOSA (Forestadora Oriental SA), con plantaciones de alrededor de 50.000
hectáreas de eucaliptus globulus.
“Estos
datos prueban que estas empresas en ningún momento pensaron en radicarse en la
Argentina ni en Entre Ríos, ya que son propietarias de grandes plantaciones de
eucaliptus en el Uruguay, producto de una política de inversión forestal
impulsada por el Banco Mundial en ese país desde hace más de veinte años.
“Además,
su localización se debe fundamentalmente a la cercanía con los bosques, para
provisión de la madera, y del río para provisión constante de agua constante,
el transporte fluvial de exportación de la pasta y el aprovisionamiento de la
madera como materia prima.
“Cabe
señalar que representantes de la empresa Botnia SA y de la Embajada de
Finlandia se reunieron con el gobierno de la provincia de Entre Ríos para
comunicar su proyecto de instalación en Fray Bentos en el mes de febrero de
2004, en la ciudad de Paraná” (Nortedigital).
Además
de este patrimonio, la empresa ENCE (o Eufores) es dueña de la Terminal Logística
M’Bopicuá SA, ubicada sobre el río Uruguay. Es decir, tienen la base pasta,
la infraestructura, el puerto de acceso... y la mano de obra barata. En Uruguay
se van a hacer los trabajos de remoción de tierra y construcción, pero no de
alta tecnología. Se instalarían además en zona franca, o sea que no pagarían
impuestos, y generarían 300 puestos seguros, aunque se habla de miles hipotéticos
o totalmente transitorios, ya que la etapa de más empleo sería la de la
construcción.
Lo
que sí viene de a miles son los argumentos de la feroz campaña lanzada desde
todos los medios y con todo tipo de trucos para convencer a los trabajadores
uruguayos de que no hay nada mejor que la instalación de las papeleras.
“Las
dos empresas han tenido un papel muy activo en esto. Están permanentemente
haciendo donaciones a organizaciones locales y escuelas, fiestas para los niños,
campañas publicitarias de todo tipo. Han llevado gente, a intendentes del
interior, a Finlandia a hacer turismo con la excusa de mostrarle su planta de
celulosa. Han hecho una enorme inversión para captarse a la opinión pública y
en gran medida lo han logrado.
“A
eso se agrega todo el apoyo del gobierno. Incluso recientemente se dio una cosa
aún inédita: en Fray Bentos se realizó el Congreso de Intendentes para que
los 19 intendentes [departamentales] de todo el país también apoyaran las
plantas de celulosa.
“El
colmo fue que una sacerdotisa del culto Jemanjá,
de Mercedes, salió en televisión, en el informativo central, apoyando las
plantas de celulosa. Están recurriendo a todos los medios posibles y haciendo
una enorme inversión de dinero para ganarse, captarse, la opinión pública”
(Carrere).
Tanto
el gobierno uruguayo como el argentino tratan de sortear el escándalo político (en el caso de Kirchner y del
gobierno de Entre Ríos) y de salvar el
negocio (en el caso de Tabaré Vázquez). En base a estos “principios” va a ser su acuerdo. Porque de
“defensores del medio ambiente”, al igual que sus antecesores, no tienen
antecedentes. Más bien lo contrario. Basta mencionar las plantas ya instaladas
sobre el Paraná como la de Capitán Bermúdez de Celulosa Argentina (hoy
propiedad de una empresa uruguaya) y Fanapel de Uruguay, que contamina a ambos
países. También tenemos las inversiones en minería que, según se jacta el
gobierno aumentaron en un 11% el empleo en ese sector, pero sin tener en cuenta
cómo evitar los riesgos para los trabajadores y los habitantes de las zonas
donde se instalan.
Con
semejantes socios, ¿qué más pueden pedir Botnia y ENCE?
Por
una salida para los trabajadores y los afectados de ambos países
Para
luchar contra la industria contaminante debemos mirar por encima de cualquier
mezquino interés “nacional”, que no es más que el interés de los
gobiernos de los respectivos países, Uruguay y Argentina, y de las empresas en
cuestión. Es tener en cuenta la fuente
de trabajo y la salud de los trabajadores de las plantas y la población de
la zona, tanto uruguayos como argentinos.
No estamos en contra de la
apertura de una fuente de trabajo,
aunque sea una patronal imperialista, porque creemos que la lucha contra la
patronal y su Estado debe ser desde el lugar donde están los trabajadores,
donde se puedan organizar para pelear por mejores condiciones de trabajo,
mejores salarios, por la salubridad de ellos y de la población.
Pero
es indispensable pelear por que la fuente
de trabajo funcione con las condiciones de seguridad y salubridad que sólo
pueden ser efectivas si son controladas por los trabajadores y no por los
capitalistas rapiñeros que lucran con sus vidas.
La
Asamblea Ambientalista de Gualeguaychú ratificó el corte de ruta por tiempo
indeterminado. Por el lado uruguayo, la denominada Asamblea Ciudadana de Fray
Bentos anuncia un corte de ruta el domingo en apoyo a los asambleístas de Entre
Ríos. El desarrollo de la movilización tiene en jaque a los dos gobiernos,
pero es necesario darle una perspectiva no sólo ecológica, sino también de clase e internacionalista.
No
hay afectados de un lado del río y del otro no. No hay uruguayos ni argentinos
que “se salven”. La unidad de las reivindicaciones de los trabajadores y de
la población de ambos países afectados es el próximo paso para profundizar la
lucha.
Fuentes
consultadas: La voz digital-Análisis digital (Entre Ríos)-Indymedia
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