NO SE PODÍA GANAR SOLO DESDE AFUERA –

 

 

“Mientras no nos estorben dentro de la fábrica, nos vamos a quedar en el país” (Antonio Marín, director de Lear, 1° de febrero del 2015).

 

La lucha de los trabajadores de Lear ha terminado en una durísima derrota. La Sala X, que el 16 de diciembre pasado había dicho que los despidos eran “ilegales” porque la empresa no había tramitado el Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), ahora ha avalado un PPC express hecho a espaldas de los trabajadores (procedimiento que se sustanció entre finales de diciembre y mediados de enero, con la anuencia del SMATA y el propio Tomada).

Como señalamos en aquel momento, dicho fallo era un paso adelante, pero había que esperar a que los compañeros despedidos entraran efectivamente a trabajar para poder considerarlo un triunfo. Luego de más de dos meses, los compañeros no han logrado entrar. Y este fallo adverso configura el final de una lucha que, en verdad, desde agosto pasado se había transformado en una campaña política donde el rol protagónico no lo pudieron tener el grueso de los trabajadores mismos.

A fines de mayo del 2014 la empresa yanqui anunciaba suspensiones masivas y por tiempo indeterminado. A mediados de junio las suspensiones se transforman en despidos masivos, quedando en la calle alrededor de 240 compañeros. A la comisión interna independiente y luchadora, que venía con una gran experiencia y se había consolidado unos meses antes ganando las elecciones, se le impide la entrada a la planta, medida que no logra ser revertida mediante acciones de lucha adentro.

A finales de agosto, cuando se produce la gravísima derrota con la destitución de los delegados, se cierra la etapa caliente del conflicto: el período en el que estuvo planteada la ocupación de la planta como último recurso para forzar la reincorporación efectiva de los compañeros despedidos. El PTS dejó pasar dramáticamente todos los tiempos: se negó rotundamente a ir hasta el final en la pelea, sosteniendo una errada estrategia legalista que resultó ser una fuga hacia adelante. La destitución marcó una clara derrota del conflicto y abrió otra etapa de la pelea.

Nuestro partido que se volcó con fuerza durante los meses de junio, julio y agosto a esta pelea, había señalado en más de una oportunidad que sólo desde afuera, con una mera campaña política y acciones jurídicas, no se podía ganar el conflicto: que había que imponer una relación de fuerzas favorable en el interior de la planta; reestablecer la relación con la base.

Esta convicción no se basaba en ningún análisis abstracto, sino en la reciente experiencia de Gestamp, que incluyó la escandalosa revocatoria de la conciliación obligatoria: mostró que la burguesía y su personal político estaba dispuesta a pagar el costo político y hacer cualquier “zafarrancho”  jurídico y administrativo con tal de derrotar las experiencias independientes en el gremio industrial más concentrado del país. Que se trataba de recuperar los métodos históricos de lucha de nuestra clase. El legalismo oportunista del PTS y su fraccionalismo ciego, le impidió sacar esta elemental conclusión.

Se llegó a diciembre con un alto grado de desmoralización de los 60 compañeros que se habían mantenido firmes: sólo quedaban 20. En ese marco, la Sala X dio la cautelar a favor de los compañeros: el PTS salió a anunciar que el conflicto se había saldado con un “triunfo histórico”… Por segunda vez consecutiva en esta lucha, el PTS fugaba hacia adelante con el sólo objetivo de cuidar su prestigio de pequeño grupo. Se dedicaron a sacar conclusiones totalmente equivocadas y fraccionales que apuntaban a desarmar estratégicamente a la nueva generación obrera para las duras luchas que se vienen. 

En su diario digital le anunciaron al mundo el 16 de diciembre una supuesta “Gran victoria de los indomables de Lear”: “El fallo de hoy es también una derrota para los escépticos que quisieron dar por derrotada esta lucha que los indomables de Lear están dispuestos a dar hasta el final”… El lunes 22 de diciembre, en un artículo titulado “Una gran batalla de clase: cómo hicieron los indomables de Lear para triunfar”, afirmaban: “Esto, hacer política obrera, que debería ser elemental, es lo que algunas organizaciones de izquierda, de estrecha visión sindicalista, nunca pudieron entender, ya que miden la relación de fuerzas contando en el “activo” propio solamente la disposición de los obreros de adentro y de afuera para pelear, sin ver la situación política más general, los aliados de los trabajadores y las divisiones en las clases dominantes que puedan ser usadas para triunfar. Por eso, también, algunos se apresuraron, más de una vez, a decretar que el conflicto había sido derrotado (…) ¿Qué dirán ahora? Ojala saquen conclusiones”. En realidad, los que tendrían grandes lecciones que sacar en adelante, eran los integrantes del PTS…

Porque con ser todos esos elementos importantísimos como factores auxiliares de la lucha misma, el PTS se olvidaba de lo principal: las “relaciones de fuerzas”, la disposición misma de los “obreros de adentro y afuera” para luchar. Lo que el PTS en su “mundo-fetiche” del derecho laboral no puede explicar, es que, en definitiva, los fallos jurídicos favorables sólo se obtienen y se pueden hacer valer en tanto y en cuanto los propios trabajadores tengan relaciones de fuerzas para llevarlos a efecto, relaciones de fuerzas que se deben validar, en primer lugar, en su propio lugar de trabajo.

Esta enseñanza elemental, explicada por toda la tradición del marxismo revolucionario, es lo que el PTS no pudo ver, no quiso ver, no supo ver: cayeron en un cretinismo legal con pocos antecedentes: “Desviaciones como el sustituismo de los compañeros, el cretinismo legalista, la idea de que solamente mediante acciones legales y políticas se podría lograr el éxito en las luchas, son una unilateralidad que nos pueden llevar a perder las peleas sin llevarlas hasta el final, sin apelar a todas las posibilidades de la lucha misma” (Roberto Sáenz, “No se podía ganar solo desde afuera”, Socialismo o Barbarie periódico, nº 302, 29 de agosto del 2014).

El legalismo oportunista del PTS impidió que la lucha de los compañeros de Lear fuera llevada hasta el final. Es hora de sacar las conclusiones de la lucha mientras se lleva adelante la campaña por la reinstalación de los compañeros que sigan firmes en no arreglar.

 

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