–¿Por qué un luchador de la clase trabajadora se decide a asumir una candidatura política?

 

JA: –Yo tengo veinte años de fábrica, y lo que vi siempre es que acá nos matamos peleando por el salario, y después es el gobierno quien pone techos salariales o nos hace pagar ganancias como si fuéramos patrones. Cuando tenemos conflictos vemos también el papel que cumple el Ministerio de Trabajo, por ejemplo, que lejos de ser un árbitro imparcial inclina la balanza para el lado de la patronal. Así ocurrió con lucha que se dio en Gestamp, allí vimos a todos los funcionarios, incluida la Presidenta, ensañándose con los trabajadores que defendían su puesto de trabajo. Cuando ves eso no podes pensar que la lucha por estar mejor y por darle una calidad de vida buena a tu familia, está por afuera de la política. Los patrones arman su alianza con los gobiernos, nosotros tenemos que armar nuestras organizaciones políticas también.

Mi candidatura tiene que ver con que la pelea y los problemas de los trabajadores se hagan parte de la discusión política nacional que se va a desarrollar durante la campaña electoral. El Nuevo MAS siempre está junto a los trabajadores enfrentando a la patronal y a la burocracia sindical. En las luchas podemos conseguimos triunfos y a veces tenemos que retroceder, pero el partido estuvo siempre al lado de los delegados combativos para ayudar.

 

–El gobierno dice que los trabajadores son un sector privilegiado y que no deberían reclamar sino agradecer su situación. ¿Qué opinás?

 

JA: –El ánimo de los trabajadores es de bronca. Sobre todo por el salario que se está cayendo por la inflación, pero hay muchas otras cosas: las patronales aprietan todo el tiempo para aumentar la productividad, y no en base a modernizar las fábricas, sino en base a aumentar los ritmos de producción. El resultado es que terminás roto, dejás la salud y la vida en la fábrica. Lo que pasa es que justamente, como la voz de los trabajadores no llega a la política, el gobierno puede mentir impunemente; por ejemplo, en el discurso en el Congreso Cristina dijo que no hubo despidos, sólo suspensiones. Lo cierto es que en Gestamp y Lear, los dos conflictos más grandes del año pasado, fueron por despidos, y en todos lados hubo numerosos despidos a cuentagotas que si los sumás te dan la pauta de que se acabó el casi pleno empleo de los primeros años K. En todos lados abundan los casos en que a la mayoría de los compañeros los tienen con contratos a plazo fijo y despide constantemente. Y ni hablar de los que trabajan en negro, la mitad de los trabajadores sufren despidos todo el tiempo sin que nadie los registre.

 

–¿Por qué, a pesar de que en casi todo el período K “hubo plata” en el país, la situación de la industria y de los trabajadores no se termina de resolver y al cabo de unos años otra vez está la amenaza de la desocupación y los salarios se caen?

 

JA:–Este gobierno, en vez de hacer al revés de lo que se hizo en los 90 y crear fábricas para cubrir los déficits que tenemos en la industria y que haya pleno empleo, pagó más deuda externa que Menem y nunca obligó a los patrones a invertir, y a los desocupados los quiere arreglar con planes sociales míseros. Si no gobiernan los trabajadores es muy difícil cambiar eso, porque para industrializar de verdad al país y que todos tengan trabajo, hay que quitarles ganancias a los patrones y dejar de pagar la deuda.

 

–¿Con qué panorama nos vamos a encontrar los trabajadores en los próximos años?

 

JA:–Creo que nuestra vida va a cambiar bastante, y el resultado va a depender de nuestra capacidad de lucha. Cuando empezó, el gobierno K tenía que frenar las luchas del Argentinazo, y para eso mejoró en gran medida el nivel de empleo, junto con otras concesiones. Se logró una estabilidad que te permitía sacar un crédito por ejemplo, y estar tranquilo de que lo ibas a pagar. Pero eso se empezó a caer ya con este gobierno, y el próximo, sea cual sea, va a tener que largar con todo el ajuste, porque entra menos plata en el país. Nosotros creemos que van a querer ajustarnos el salario a los trabajadores, que no les van a querer tocar las ganancias a los patrones, y que la pelea por nuestro salario va a ser mucho más dura que lo que vimos hasta hoy. Por eso los luchadores tenemos que encarar más seriamente la necesidad de unirnos y apoyarnos mutuamente en cada fábrica que sale a pelear. Tenemos que armar un movimiento de los que pelean contra la patronal, la burocracia vendida y el gobierno. Y los trabajadores tenemos que perderle el miedo a la lucha política y construir nuestros propios partidos, como el Nuevo MAS, para enfrentar también a los partidos y gobiernos de los patrones.

 

 

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