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Desde el 6 de enero, la fábrica de Volkswagen de San Bernardo do Campo (San Pablo) está paralizada en respuesta al despido de 800 trabajadores

Al inicio de diciembre del año pasado los trabajadores rechazaron la propuesta de la empresa, en acuerdo con la dirección del Sindicato Metalúrgico del ABC (Gran San Pablo), para evitar los despidos. En esa propuesta absurda estaba previsto el congelamiento de los salarios por dos años (2015-2016) y un plan de despidos voluntarios que afectaría a 2100 obreros.

Como la dirección del sindicato, debido a su estrategia colaboracionista con la patronal, no inicio inmediatamente una campaña de denuncias contra los inminentes despidos, la patronal volvió a la carga con 800 cesantías. Los trabajadores, que estaban de vacaciones, fueron avisados por telegrama que desde el 5 de enero debían pasar por Recursos Humanos para pedir su liquidación. Los obreros no acataron las directivas de la patronal y en asamblea decidieron la huelga, en la cual los despedidos y el resto entrarían y permanecerían de paro desde el 6 de enero

Esta ofensiva de la patronal no se limita a la VW de San Bernardo do Campo. La patronal en todo el país con la excusa de la reducción de la venta de autos (aproximadamente un 7%) está despidiendo en masa. La Mercedes Benz de San Bernardo echó a 244 operarios que estaban bajo contrato.

El año pasado en plana vigencia de la reducción de impuestos sobre los productos industriales (IPIs), que generó enormes ganancias para las empresas, se calcula que la industria automotriz despidió a 12.400 trabajadores. Esto demuestra que los despidos en masa son una realidad en la industria, una realidad que afecta a todas las categorías y estados. No es un fenómeno aislado en las ensambladoras de autos, está ocurriendo en otros sectores como en la construcción naval de Bahía y Rio Grande do Sul

Los trabajadores no pueden pagar la crisis nuevamente

Las automotrices fueron históricamente favorecidas por el Estado brasileño. Son incontables las facilidades que estas transnacionales recibieron en la forma de beneficios fiscales, tributarios, crediticios, en infraestructura y otros. A pesar de tener mayor costo y ser menos eficaz, el transporte automotor fue, desde la década de 1950, la principal vía de circulación de mercancías en Brasil.

Pero la historia de beneficios para este sector no pasa solo por ahí, durante los gobiernos petistas, sólo en los últimos diez años, se calcula que la exención de impuestos que favorecieron a este sector suma una ganancia adicional de 27 billones de dólares, y las remesas en este mismo periodo superan los 10 billones de dólares. Es importante recordar que la exención impositiva realizada desde la crisis del 2008 (equivalente a la inversión requerida para duplicar la red de subterráneos de San Pablo) se hizo en nombre de la preservación de los puestos de trabajo.

Los despidos y la huelga de los trabajadores de la VW imponen al conjunto de la clase obrera una doble reflexión. Es necesario tener muy claro que los trabajadores sólo pueden confiar en sus propias fuerzas, puesto que la política del gobierno de Lula/Dilma frente al conflicto entre obreros y patrones siempre acaba apoyando a la patronal. El ejemplo más reciente de que frente a cualquier crisis el gobierno se pone del lado de los patrones son los cortes en seguros al desocupado, y en las pensiones por muerte.

Ninguna confianza en la política conciliadora de la burocracia

La burocracia se puso al frente de la huelga pero no realizo ningún cambio en su política de conciliación con la patronal, por eso no podemos tener ninguna confianza que llevará esta huelga hasta el final. La histórica confluencia de la burocracia del Sindicato metalúrgico con la patronal y el apoyo incondicional al gobierno ha llevado a una seguidilla de derrotas.

El “sindicalismo ciudadano”, las Cámaras Sectoriales y la cogestión desarmaron a los metalúrgicos en las últimas décadas. Como resultado tenemos una reducción brutal del número de trabajadores en las empresas, tercerización generalizada, ajuste salarial, precarización…. y ahora despidos en masa.

La burocracia y el gobierno van a insistir en la estrategia de la conciliación con la patronal. Quieren imitar el modelo alemán que consiste en una reducción de la jornada de trabajo y que el salario de los trabajadores sea bancado en un 60% por el Fondo de Amparo al Trabajador (FAT) o por el Fondo de Garantía del Tiempo de Servicio (FGTS) y en un 40% por la empresa, Esta política es una manera de bajar el costo de los salarios para las empresas, que ya tienen un margen de beneficio enorme, contando con el dinero del gobierno para pagar los salarios.

Creemos que no se puede tomar un centavo más para los fabricantes de automóviles. Si el gobierno está realmente comprometido con los trabajadores deben imponer la readmisión de todos los trabajadores de VW, Mercedes Benz y otras plantas. Las que no acaten o continúen despidiendo deben ser nacionalizadas y puestos bajo control obrero. Pero sabemos que sólo vamos a vencer la a la patronal por medio de la lucha más enérgica, porque frente a la ofensiva patronal no hay otra alternativa que poner todas las fichas en la resistencia y la solidaridad de clase de los trabajadores.

Conlutas debe ponerse al frente de una campaña nacional de solidaridad

Por la importancia económica y política que tiene el sector metalúrgico es necesario cubrirlo de solidaridad para ganar esta pelea. Por cada metalúrgico de cada planta que pierde su trabajo muchos otros puestos de trabajo son eliminados son eliminados, ya que es un sector que empuja todo un complejo industrial que comprende toda una serie de segmentos. Aparte de esto, la derrota de esta huelga, que se hace en el sector que tiene la más alta tradición de lucha en Brasil, abre el espacio para que la patronal ante cualquier baja en la ganancia apueste a los despidos masivos.

Es necesario construir instrumentos de lucha independiente tales como el comité de huelga y el comité de negociación con representantes de base elegido en asamblea. Tácticas más radicalizadas de lucha también deben ponerse en práctica de inmediato. Está bien que la huelga se está haciendo con los trabajadores dentro de la fábrica, pero el empleador podrá, en cualquier momento que desee reanudar la ofensiva y prohibir a los trabajadores que entren en la empresa…

Los trabajadores de VW, Mercedes, Ford y Karmann Ghia llevaron a cabo el día 12 de este mes una marcha que reunió a más de 10.000 trabajadores. Esta fue una iniciativa importante, pero totalmente controlado por la burocracia. Es necesaria la construcción de comités de apoyo a la huelga donde organizar la solidaridad efectiva a través de la difusión de la lucha, la construcción del fondos de huelga, la organización de debates en barrios y escuelas, hacer convocatorias para acciones externas a la planta e incorporar a las demás luchas que están ocurriendo (como las peleas contra el aumento del boleto en Sao Paulo y ABC) al apoyo de manera efectiva a la huelga de los trabajadores metalúrgicos.

También es necesario que la CSP-Conlutas, que es una central independiente del gobierno y de los empleadores, se ponga delante de la solidaridad con la huelga de los trabajadores de VW. Por el momento Conlutas no está dando prioridad a esta huelga en sus actividades, al menos hasta ahora, en el sentido de que la misma se coloque como vanguardia de una campaña de solidaridad general, estando al frente de la creación de comités de apoyo y organizar eficazmente la solidaridad en varios estados. Del mismo modo, las reuniones que se convocan a nivel regional y nacional, como el Espacio de Unidad de Acción que tendrá lugar el 30 de enero en conjunto con otros sectores del movimiento, deben resolver centralmente la solidaridad con la huelga de VW.

Praxis – SOB, Brasil

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