29º Encuentro Nacional de Mujeres de Salta –

 

 

El ataque de la Comisión Organizadora contra Rocío Girat y Las Rojas

 

Las Rojas siempre tratamos de que las luchas reales que se están dando en cada momento ocupen un lugar destacado en los ENM. Por eso hacemos esfuerzos para que las protagonistas de esas luchas viajen, y para que su presencia se destaque y su pelea se difunda en los talleres y en las instancias más colectivas del ENM, como son la apertura, las radios abiertas, las charlas, etc.

Esto tiene un doble objetivo: primero, que las (y los) protagonistas de las luchas por justicia y contra abusos de todo tipo, que todo el tiempo surgen desde los sectores populares, conozcan al movimiento de mujeres y se organicen en él en forma permanente; también, para fortalecer la presencia de las experiencias de lucha en las calles, dentro de unos ENM donde todo está organizado para achatar al movimiento a su escalón más conservador, un inorgánico intercambio de situaciones personales en talleres reducidos sin ningún contacto entre sí.

Entonces, llegamos al acto de apertura del Encuentro dispuestas a lograr que Rocío pudiera hablarles a todas las presentes, como habíamos hecho en el ENM de Misiones, por ejemplo, con Daniel Galle, papá de una de las víctimas del cuádruple femicidio de La Plata, sin que hubiera mayores problemas.

Sabemos que a los ENM los dirige una burocracia no muy afecta a ceder espacio a “otros”, pero esta vez, la negativa cerrada a que Rocío hablara se tradujo en arrojarla físicamente del escenario junto a las dos compañeras de Las Rojas que la acompañaban, con golpes y patadas a varias compañeras por parte de la patota del PCR. Hay que destacar que la que ordenó personalmente el ataque fue una dirigente del PCR, que no podía desconocer quién es Rocío Girat. Y como dijo la misma Rocío, aunque no hubiera sido Rocío Girat sino cualquier otra luchadora, tampoco el PCR tenía derecho a arrojarla del escenario de un Encuentro donde se va a discutir cómo enfrentar la violencia que miles de mujeres sufren todos los días.

En medio de la trifulca –semioculta por un lamentable grupo folclórico al que le ordenaron que siguiera bailando el carnavalito en honor a la Pachamama mientras la patota golpeaba a una piba violada que sufrió durante años la violencia de su padre, de la Armada Argentina y del gobierno–, el monstruo del PCR que comandaba las acciones anunció por el micrófono: “¡Acá hay una chica violada con un ataque de nervios!”…

Pero a la chica “con ataque de nervios”, que viene de ganarle al violador y ahora va por la Base Naval cómplice, no la asustó la patota estalinista. Rocío se volvió a subir al escenario, agarró el micrófono y habló para todas. Su breve, sencillo y sentido discurso fue el único momento en todo ese acto donde se denunció al Estado patriarcal y se reivindicó la lucha en las calles.

Misión cumplida.

 

Perdiendo el control (en todos los sentidos)

 

Parece que después las chinas se dieron cuenta de que lo que habían hecho podía agravar mucho los problemas que ya vienen teniendo para manejar los ENM. Recordemos que el año pasado, cuando atrasaron el Encuentro un mes a pedido del gobierno –que no lo quería antes de las elecciones–, recibieron el repudio expreso y altisonante de todas las corrientes. La idea de que “el Encuentro es autónomo y autoorganizado” –fundamental para sostener la ficción del “consenso” y para combatir a la izquierda– se les fue al tacho.

También está sucediendo que la generación de activistas que se empezó a organizar con el Argentinazo hizo ya una experiencia con los ENM, y está un poquito podrida de la eterna repetición de un evento cuya dirección hace lo imposible para mantenerlo en una burbuja alejada de la realidad que vive el país, podridas de la iglesia invadiendo los talleres de aborto de la mano de las organizadoras, etc.

Por otra parte, la nueva sensibilidad que hay en la sociedad respecto de la opresión y violencia de género, las movidas en los hospitales por los no punibles, el desprestigio del gobierno por prohibir el aborto, le crean al movimiento una necesidad de organizar y coordinar la lucha que a la conservadora Comisión “le queda grande” y que cuestiona sus transas con el gobierno y la Iglesia.

En este clima se fortalecen en cambio las corrientes combativas como Las Rojas, que se ha prestigiado mucho en la vanguardia de género y más allá, al tiempo que la “izquierdofobia” autonomista que hace unos años reinaba en los ENM ha cedido muchísimo, quedando relegada a un sector muy marginal.

El miedo ante esta situación de que las cosas se les van de las manos, debe haber provocado esta reacción de las chinas, las que, si verdaderamente les importara que el movimiento de mujeres avance, en lugar de querer mantener su mini lamentable poder a toda costa, hubieran llevado a Rocío en andas y organizado un acto de apertura donde se expresaran luchadoras de todo el país.

Todo esto se vio reflejado en los talleres del 29º ENM. El PCR había sacado a las coordinadoras, o bien habían huido, poco dispuestas a cargarse el repudio de la gente, y en su lugar había nuevas coordinadoras que decían no saber nada y que recién les habían pedido que ocuparan esa función. Cuando pedimos que las presentes repudiaran el ataque contra Rocío y Las Rojas, en unos talleres fue unánime, en otros mayoritario; sólo las K y obviamente las chinas se negaron explícitamente al repudio, mientras que las de Patria Grande hicieron silencio.

El próximo ENM es en Mar del Plata, lo que va a permitir mucha mayor presencia del activismo más concentrado de Buenos Aires. Y es la ciudad de Rocío, que estará en plena pelea contra la Base Naval, a la que denunció en la justicia por complicidad con el violador. Situación muy favorable para pegarle otro golpe a esta espantosa burocracia, responsable de que el movimiento de mujeres no tenga una coordinación nacional que le permita pegar fuerte.

 

La estrategia misoprostol para desarmar al movimiento: otro fracaso rotundo

 

El Encuentro de Salta fue de los más masivos de los últimos años, en medio de una coyuntura donde se extiende la indignación popular por las aberraciones sufridas por las mujeres a manos de violadores, violentos y femicidas. Pero sobre todo por la indignación ante la impunidad: jueces y funcionarios que se dedican a amparar a los atacantes y que no toman ninguna medida para proteger a las mujeres. A esto se suma que el ajuste K que venimos sufriendo el conjunto de las y los trabajadores, presenta un panorama en el cual el gobierno va a destinar cero devaluados pesos para la construcción de refugios, para promover el trabajo genuino o para capacitar a las mujeres en situación de violencia, para que puedan salir de esa situación, para que puedan tener independencia económica.

La masividad del Encuentro y la bronca creciente contra el gobierno se expresaron en todos los talleres. Mujeres de los barrios, docentes, estudiantes, jóvenes venidas de todos lados reclamaron, en la escuela donde funcionaban los talleres de violencia, políticas reales para erradicarla. Aunque las corrientes afines al gobierno K intentaban que los talleres fueran grupos de autoayuda y llanto, las mujeres expresaban su bronca por todas las situaciones comunes: policía que no toma las denuncias y que le dice a la víctima “bueno, es tu marido, bancátela”; fiscales que le dicen a la víctima que tiene que buscar a Dios y encontrar la paz, mientras no piden prisión efectiva para los violadores; cero ayuda para que las mujeres se puedan ir de la casa del violento; cientos de denuncias que no van a ninguna parte.

A esta altura quedaba claro en los talleres que hay una comprensión común: el gobierno K no hace nada por ayudar a las mujeres. Ante la propuesta que hicimos desde Las Rojas de marchar el próximo 25 de noviembre, Día de la No Violencia hacia las Mujeres, a Plaza de Mayo y todas las plazas políticas del país, una abrumadora mayoría de las presentes tomó como propia la iniciativa. Aunque el encuentro no tenga instancia común para sacar conclusiones y planificar acciones,[1] esto se dio de hecho desde los talleres y seguramente cientos y cientos de mujeres llevarán de vuelta a sus lugares la propuesta.

 

Aborto legal en el hospital, en la agenda del movimiento

 

A pesar de la campaña fascista contra el Encuentro que hizo durante un año la curia salteña apoyada por los medios de desinformación masiva, no pudieron montar ataques directos al Encuentro, por su masividad y por la combatividad de las mujeres. Los talleres de la escuela donde se discutía el aborto así lo demostraron. Sencillamente, las mujeres pudieron sacarse de encima los intentos de unas pocas fanáticas militantes del crucifijo. Ya está más que claro que la amplísima mayoría de las mujeres del Encuentro apoyamos la lucha por el aborto legal.

Pero más interesante aún fueron los debates en los talleres de Estrategias por la legalización del aborto, donde militantes de muchas agrupaciones kirchneristas, y sectores que se dicen no kirchneristas pero siguen todas las políticas del gobierno, confluyeron en la estrategia de abandonar la lucha por el aborto legal. La sorpresa con la que se encontraron fue que no sólo Las Rojas y otras agrupaciones de mujeres de izquierda nos plantamos contra el gobierno, sino que la mayoría de las mujeres de todos los sectores y lugares de procedencia expresaron su repudio y su bronca por los 12 años de gobierno K de declarada negativa al derecho al aborto.

Los discursos de las militantes de Nuevo Encuentro, Movimiento Evita, la Jauretche y otras eran recibidos con malestar y desagrado por la mayoría de las participantes; se caía por sí mismo el único argumento que tenían: que no hay ninguna contradicción entre ser fan de Cristina y pelear por el aborto legal.

Más refinados, aunque no menos indignantes, fueron los discursos y argumentos de las militantes de Socorristas en Red. El hilo del argumento se podría resumir así: como estamos todas de acuerdo con el objetivo del aborto legal y sabemos que el gobierno no lo quiere dar, no perdamos el tiempo y discutamos qué estrategias nos damos para cuando el aborto sea legal (que no sabemos cuándo ni cómo será), y ocupémonos de informar cómo se usa el misoprostol, que es el método utilizado en los países donde es legal, que además ha logrado bajar la cantidad de muertes por aborto, que se ha demostrado efectivo porque no hay casos de aborto con misoprostol[2] que hayan salido mal, que el aborto con misoprostol es muy fácil y seguro; hasta se puede hacer un aborto… ¡¡¡“mirando una peli”!!!, con lo cual no necesitamos el hospital. Y ya que estamos, tampoco a los médicos, que se declaran objetores de conciencia.

La “estrategia misoprostol” declara: dejar para un futuro incierto la lucha en las calles para arrancarle al gobierno el aborto legal, y que las activistas comprometidas con la lucha por los derechos de las mujeres dediquen todo su esfuerzo en informar sobre el misoprostol y en charlar con los “efectores de salud” para prepararnos para resolver los problemas que vamos a enfrentar cuando el aborto sea legal.

Lo que queda más que claro es que la “estrategia misoprostol” es totalmente funcional al gobierno y al Vaticano, porque consiste en convertir al movimiento de mujeres en una red de asistencia social.

El primer objetivo debe ser batallar por el aborto legal en el hospital, para que haya cero muertes de mujeres por aborto clandestino, y porque es el Estado el que debe garantizar que cualquier mujer se lo pueda hacer en condiciones de salud, en el hospital público (aunque después algunas decidan hacerlo privadamente), para que la gran masa de las mujeres trabajadoras y pobres no corran riesgo de vida por abortos mal realizados. O no corran riesgo de ir presas como Susana, María y Claudia en Jujuy.

Pero, como ya dijimos, la mayoría de las mujeres presentes en los talleres ya se cansó de los versos K y está más que dispuesta a salir a las calles a luchar. Estamos ante un gobierno que se va, y ante un movimiento de mujeres que ya hizo la experiencia con ese gobierno y busca un rumbo unificado para pelear por los derechos de las mujeres.

El 2015 será un año electoral. Mar del Plata está más cerca, pero no es Buenos Aires.  Tanto a chinas como kirchneristas les conviene. A las chinas, porque en Buenos Aires verían mucho más difícil mantener su hegemonía en la dirección del Encuentro. A las K, porque no quieren que el encuentro transcurra en el centro del poder político. Pero en Mar del Plata está la experiencia de haber luchado y haber logrado meter preso a Girat.

 

El mandato del Encuentro

 

El Encuentro logró un acuerdo mayoritario: marchar el 25 de noviembre a Plaza de Mayo y a todas las plazas del poder político del país para exigir basta de femicidios y violencia hacia las mujeres, basta de impunidad para violentos, violadores y femicidas, trabajo genuino y subsidios para las mujeres en situación de violencia, las trabajadoras no vamos a pagar el ajuste K, aborto libre, legal, seguro y gratuito en el hospital, libertad a Susana, María y Claudia.

Cuando el 4 de noviembre se trate en la comisión de legislación penal del Congreso el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, las mujeres luchadoras tenemos que estar ahí. Recordando que esa misma comisión y por orden de Cristina, el 1º de noviembre de 2011 dejó caer el proyecto. Tenemos que hacer sentir la presión de las mujeres frente al Congreso para que los legisladores K y opositores escuchen la voz de las mujeres. Sabemos que aunque sea aprobado en la comisión penal, todavía tiene múltiples escollos legislativos que pasar, pero fundamentalmente el escollo más grande, que es la negativa y oposición rotunda de Cristina K. Por eso nos preparamos para llevar también el próximo 25 de noviembre a Plaza de Mayo y a todas las plazas políticas del país, la exigencia de aborto legal, seguro y gratuito en el hospital público.

 

Patricia López e Inés Zeta

 

[1] Que no  diga el PCR u otras que esa farsa del acto de cierre es un espacio común, cuando en realidad no se queda nadie y donde se decide burocráticamente la siguiente sede del Encuentro.

[2] Mentira flagrante que las mujeres presentes se encargaron de desmentir con montones de historias de horror de mujeres que usaron misoprostol y salió muy mal. Básicamente por la única razón que esto ocurre: el aborto sigue siendo ilegal.

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