Justicia para Paola y Martina

 

El día miércoles pasado desaparecía en la ciudad de Córdoba Paola Acosta de treinta y seis años y Martina, su hija de un año y medio. Ese mismo día Paola había acordado encontrarse con Gonzalo Lizarralde, el padre de Martina, quien aún no la conocía. Ese día sería la primera vez que Paola recibiría la cuota alimentaria que le correspondía por la crianza de Martina. Esto ocurre recién después de análisis de ADN y juicio de por medio, ya que el hombre se negaba a reconocer su paternidad. Toda la tarde estuvo Paola esperando que Gonzalo apareciera, se hizo de noche, y cuando éste llega, baja con Martina en brazos y sus dos hijos más grandes quedan en su casa. Paola no vuelve a subir al departamento y es lo último que se supo de ella. Fueron sus hijos quienes avisaron a sus abuelos que su madre no había regresado.

La familia se dirige a la comisaría y allí son atendidos como suelen ser atendidas las personas que necesitan denunciar alguna forma de violencia hacia las mujeres. El fiscal Oyhanarte sugiere a la familia que esperen, que no había suficientes pruebas para detener a Lizarralde, que suele pasar que las mujeres se van y después aparecen. A pesar de que en este país desaparecen mujeres víctimas de las redes de trata, sufren violencia de todo tipo por parte de sus parejas cotidianamente y en cantidad, son violadas, y asesinadas por cientos… las denuncias no son tomadas, la policía y la justicia insisten en que “se fue” de la casa, en que “se fue con otro” o que andan “perdidas”. No sea cosa que se les vaya a ocurrir que la última persona que la vio, que era el padre de su hija que se había negado a reconocerla y a hacer su parte en lo que implica la crianza, vaya a tener algo que ver.

El día jueves ya comenzamos las acciones para presionar a la policía y la justicia que den respuestas. Había pasado un día entero y no avanzaba la investigación. Se monta una guardia durante el día en la Comisaría donde fue hecha la denuncia y ese mismo día también se va a los Tribunales de Justicia. Así fue como supimos que el femicida entró a declarar. Declaró y salió tranquilo a dormir a su casa y recién le secuestran la camioneta cuando ya había sido lavada en un lavadero. También nos enteramos que había un testigo que decía que Paola había subido a esa camioneta esa noche.

El día viernes nos movilizamos a los Tribunales nuevamente para presionar en la investigación. Allí nos dicen que al día siguiente estarían las pruebas de las manchas de la camioneta. Recién el sábado a la noche, una vez obtenidos los análisis, es metido preso el femicida. En la ciudad de Córdoba, cientos de jóvenes son detenidos arbitrariamente por la figura de “merodeo”, es decir, caminar por algún lado, pasear o estar en la calle. Muchas de estas detenciones significan una noche en la comisaría por averiguación de antecedentes cuando no más. O sea, se puede detener a una persona por caminar por la calle o mismo por tomarse una cerveza en la vía pública, pero no detener al principal sospechoso de la desaparición de una mujer.

Este es uno de los tantos aspectos escandalosos y aberrantes de los acontecimientos. El principal sospechoso del crimen fue recién encarcelado el día sábado. Recién cuando analizaron una mancha de la camioneta que indicó que era sangre, hasta ese momento era un simple testigo para la justicia y los fiscales, cuando los familiares y las organizaciones de mujeres poníamos todos los dedos para señalarlo. ¡Es que el movimiento de mujeres no necesita esperar un ADN! ¡Porque tenemos la experiencia de tantos otros casos similares que para la justicia no valen nada, pero para nosotras es clarísimo! ¡En este país mueren mujeres en manos de sus parejas que ejercen violencia sistemática hacia ellas, hasta que las matan! ¿O no es violento ya criar a tu hija sola y que desconozcan tu palabra que indica quién es el padre?

Recién el domingo aparece el cuerpo de Paola con su hija en brazos, ella sí con vida pero en un estado muy grave de salud que hasta hoy se encuentra con pronóstico reservado. Una vecina de la zona escuchó un bebé llorar y un trabajador ambulante desciende a la alcantarilla de donde provenía el llanto y encuentra a Paola y Martina. Ni la policía, ni la investigación judicial avanzaron en una sola pista de dónde podían estar durante cuatro días enteros. Fueron vecinas y vecinos de la Ciudad que se encuentra totalmente movilizada por esta situación quienes dieron con ellas. Cabe señalar que la zona donde aparece el cuerpo es una zona de las que la nueva política de seguridad de De La Sota ha militarizado con controles policiales que desencadenan miles de detenciones arbitrarias. ¡Qué lejos está la provincia de garantizarles seguridad a las mujeres!

 

Tiembla la Justicia Patriarcal

 

Es así, que llegamos al lunes con la perspectiva de la marcha a las 18 hs que fue convocada desde el mismo sábado. En la mañana del lunes ocurre una de las primeras conquistas del movimiento de mujeres, el fiscal Oyhanarte es apartado de la causa y queda ejerciendo funciones la fiscal Eve Flores, quien actuó como fiscal de turno durante el fin de semana y toma la medida de meter preso al femicida. Por más maquillaje que le quieran poner, el apartamiento del fiscal nos demuestra la fuerza de la movilización y denuncia en las calles. La magnitud de los acontecimientos y la acumulación de los mismos es tal que en todas las radios y medios de la ciudad, así como a nivel nacional, se difundió tanto el caso como la marcha.

Es que el femicidio de Paola es el 11°[1] en la Provincia en lo que va del año. Es más, el mismo día en que desaparecía Paola, en el Hospital de Cruz del Eje moría Mirta Lorena Urquía de treinta y cuatro años, madre de tres niños asesinada a puñaladas por su pareja Matías Barrionuevo. Y no sólo eso, sino que Córdoba es la segunda provincia en el índice de femicidios. El año pasado se registraron 30 femicidios según el informe de la ONG Casa del Encuentro, mientras que en la Provincia de Buenos Aires, con cinco veces más cantidad de habitantes, tiene 90 casos.

Y fue esto lo que hizo que el lunes fuera multitudinaria la marcha. La gente llegaba sola, de a grupos, mayoría mujeres con niñas/os, mujeres jóvenes, grandes, trabajadoras, estudiantes… amigas de Paola, sus compañeros de la Feria de Las Heras donde ella trabajaba. La gente nos decía que había venido porque la situación era extrema, un abuso y querían expresar que “ya basta”. Asistieron también a la marcha familiares de otros femicidios en Córdoba como el de Julia Torres que su familia se encuentra activa y organizada para que sea enjuiciado el femicida y el de Rocío Florencia Rodríguez, caso que irá a juicio este año.

Hace menos de tres meses que el movimiento de mujeres se había movilizado por el femicidio de Silvana Córdoba, instrumentista quirúrgica del Hospital Neonatal que fue asesinada por Carlos Molina, quien estaba libre cuando hacía ocho años había matado a su pareja anterior, Elsa Cano. Esta vez la convocatoria se multiplicó y se expresó con la contundencia que requería este caso y también todos los anteriores.

 

Las respuestas del Gobierno

Finalmente, logra expresarse en Córdoba la gravedad de la situación así como se hace visible que no hay respuestas desde el gobierno. Tanto en el nivel provincial como en el nacional (por más que quieran diferenciarse) hay consonancia. Una ley nacional sin presupuesto, sin aplicación, que signifique una respuesta efectiva. Una campaña nacional que te dice “sacale tarjeta roja al violento” pero cuando realmente las hermanas Jara le sacaron tarjeta roja fueron presas mientras que el abusador quedó suelto. Ni una sola política de vivienda para las mujeres en situación de violencia o de empleo para lograr la independencia económica.

Un plan de De La Sota que otorga botones anti- pánico a las mujeres que han denunciado a sus maridos por violencia (como recientemente hizo Urtubey en Salta). Es decir, una política que sólo actúa para cuando la violencia ya está ocurriendo y, además, no hace más que evidenciar que cuando las mujeres llaman la policía no viene a no ser que tengas el botón mágico.

No hay respuestas, sino que lo que hay es un plan de ajuste del gobierno nacional que lo que trae es mayor vulnerabilidad para las mujeres, porque cuando hay crisis económica somos las mujeres las que cargamos con la peor parte, con mayor trabajo doméstico y expulsión del mercado laboral. Lo que hay es una justicia que deja libre los femicidas, los abusadores, los proxenetas y no sólo eso, sino que condena a las mujeres por decidir sobre sus cuerpos como Susana, Claudia y María que están presas en Jujuy.

 

Próximo lunes ¡Todas a la marcha por Justicia por Paola!

 

El próximo lunes volveremos a movilizarnos para pedir justicia por Paola. Es fundamental mantener el estado de movilización que ejerza presión real sobre la justicia. Porque con cambiar de lugar un funcionario no es suficiente. Porque creemos que un fiscal como Oyhanarte debe ser destituido de sus funciones, porque uno a uno tienen que irse los funcionarios machistas. Y porque no tenemos ni un gramo de confianza en la justicia patriarcal que ya dejó libre a Carlos Molina y a tantos otros… ¡porque queremos a Lizarralde y a todos los femicidas con cadena perpetua!

Y además creemos que es el momento de coordinar acciones entre todos los casos de femicidios con el fin de ejercer estratégicamente presión a la justicia, para que ningún otro femicidio pase como si nada y para que terminemos con la impunidad. Este caso se nutre de todos los anteriores y es necesaria una coordinadora que nuclee las distintas iniciativas y dé fuerza de conjunto a todas las peleas que es necesario dar.

 

El próximo lunes 29/09 marcha en Colón y Gral. Paz para exigir:

¡Justicia para Paola!

¡Perpetua para lizarralde!

¡Destitución ya de Oyhanarte!

¡Basta de Justicia Patriarcal!

¡Cristina y De la Sota responsables!

 

 

Las Rojas Córdoba

[1]    Hay otras mediciones que arrojan aún más: trece y catorce femicidios.

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