Ley de cambio de sede del pago de la deuda –

 

La semana pasado ocurrió el más grave hecho legislativo en la trayectoria del FIT. En oportunidad de la discusión de la ley de cambio de sede de pago de la deuda externa, el bloque del FIT votó en su conjunto –hasta donde sabemos- por el no a dicha ley, alienándose en los hechos junto con el resto de la oposición patronal, tal cual fue presentado por los medios.

Está claro que seguramente lo hicieron con argumentos distintos a los de la oposición. Sin embargo, al no aprovechar otras alternativas de voto para presentar una posición independiente de ambos sectores patronales, quedaron pegados a la oposición patronal, el sector por añadidura más cipayo de la patronal. Nos detendremos a continuación someramente en esta polémica.

 

La ley de cambio de sede

 

En el seno de la patronal hay -por así decirlo- dos posiciones generales respecto de la pelea con los fondos buitres. Una posición es la que sustenta el gobierno atento a su preocupación por la famosa cláusula RUFO (si un acreedor obtiene un mejor pago, los demás podrán reclamar lo propio), pretendiendo postergar toda negociación hasta comienzos del año próximo cuando dicha cláusula vence. Como señalamos varias veces en este periódico, su consigna de “patria o buitres” no es, en realidad, una consigna para no pagar, sino simplemente para negociar los términos de dicho pago.

Luego está la posición de la oposición patronal. En un principio se mantuvieron reservados, a la expectativa de que el gobierno finalmente lograra un acuerdo con Griesa. Sin embargo, en la medida que este acuerdo no llegó –por lo menos, no aun- su posición, en el fondo, es que de todas manera hay que pagar; que hay que hacerlo a como dé, que no se puede enfrentar ni tibiamente los mandatos de un juez imperialista, y que el problema es que el gobierno no quiere hacer lo propio exponiendo al país a una crisis “evitable”.

Es ahí donde entra la ley de cambio de sede del gobierno, entre otras iniciativas del mismo en su ardua pelea-negociación con Griesa. Pasa que los difusos alcances del fallo de este –que ahora la cámara de apelaciones de Nueva York podría circunscribir- hace que sea indeterminados los pagos que pueden caer en default por no poder se concretados. Frente a esta realidad –y, además, evidentemente, como prenda de negociación con el propio Griesa también- el gobierno impulsó esta nueva ley de cambio de sede el pago de los bonos de manera tal de amenazar con efectivizarlos en el país sorteando las nuevas inhibiciones que pudiera emitir el juez buitre.

Está claro que la iniciativa del gobierno es para pagar, no para no pagar. Pero en todo caso, la posición de la oposición es más cipaya, porque su negativa a que los pagos se efectivicen en la Argentina no tiene que ver con una posición de no pagar la deuda sino por el contrario, de hacerlo en los términos estrictos que mandata el juez imperialista, esto con la excusa de las mil plagas que se podrían venir sobre el país no cumple con sus mandatos.

 

Escandalosa votación del FIT

 

Ahí es donde se viene a instalar la votación del FIT. Sorprende que en un litigio de este tipo haya tenido la votación que tuvo. Desde ya que el primer mandato es no votarle una ley al gobierno burgués de turno; una ley que, por añadidura, y como ya está dicho, no significa no pagar la deuda externa, sino hacerlo en una sede nacional, lo que es otra cosa.

Pero algo muy distinto es alinearse en los hechos con la oposición patronal, que rechaza dicha ley desde la posición cipaya de arrodillarse sin más ante el amo del norte.

Como ya señalamos también, es seguro que el FIT hizo lo propio con argumentos independientes. Menos seguro es que lo haya hecho desde la posición del incondicional no pago de la deuda externa, debido que no ha sido esta su política, sino la de “plebiscito para que el pueblo decida” si pagar o no, así como posiciones del tipo de “investigar la legitimidad de la deuda” y otras que no son las tradicionales de la izquierdea revolucionaria en nuestro país en un tema que tiene décadas de historia.

Pero más allá de todo esto, el hecho es que había otras opciones tácticas de voto para no quedar pegados ni al gobierno ni a la posición cipaya. Incluso diputados centroizquierdistas como Lozano se pronunciaron por la abstención, más allá de su posición de fondo de que algo hay que pagar.

La abstención hubiera tenido el valor de delimitarse más claramente de ambos bandos patronales. Pero incluso si esta opción táctica no gustaba, se podrían haber ausentado del recinto (que es otra tanta opción política), haber convocado una conferencia de prensa en la puerta del Congreso por el no pago de la deuda, o cualquier otra alternativa que señalizara una tercera posición independiente en la discusión.

No fue esto lo que hizo el FIT. Tomó una opción de voto peligrosa que lo dejó pegado a la oposición patronal. No creemos que este sea un buen camino para influenciar desde el Congreso por la construcción de una franja obrera y popular independiente de todo sector patronal.

 

Luis Paredes

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