Lecciones de una lucha emblemática –

 

Luego de toda lucha corresponde hacer un balance de lo que allí pasó, con aciertos y errores, como para aportar a los trabajadores y al activismo y estar preparados para futuros conflictos. En este caso desde el Nuevo MAS Rosario queremos presentar las lecciones que dejó la importante lucha de los trabajadores de la fábrica Liliana, influenciados por el PTS. Este balance lo hicimos en colaboración con compañeros que fueron partícipes apoyando ese conflicto y lo dividimos en dos partes que tienen que ver con las etapas del proceso de lucha.

Primera etapa de la lucha

Liliana es una fábrica de electrodomésticos con 500 trabajadores ubicada en la zona sur de Rosario, cuyos dueños tienen contactos políticos con el Gobierno nacional. El conflicto se inicia a principios de 2013, cuando en la lucha por el pase a planta permanente de los contratados sufren despidos, pero su organización se fue gestando varios meses antes, formando grupos con compañeros de mucha confianza, luego extendiendo a un grupo mayor, hasta que en el conjunto de los trabajadores hubo una predisposición a la lucha, llamando a asamblea para discutir las acciones a seguir, votándolas y dando inicio al conflicto.

En ese momento los trabajadores, aprovechando la temporada alta donde la empresa más produce,votaron acciones de lucha, como quite de colaboración, trabajo a desgano, “asambleas” de varias horas, marchas y cortes de ruta, actos en apoyo cortando la avenida Pellegrini (cerca del centro de Rosario), bloqueo de salidas de camiones de la planta con mercadería para entregar.

Apoyados por organizaciones políticas de izquierda, y a pesar de la oposición en todo momento de la UOM Rosario, lograron ganar su reincorporación y el pase a planta permanente en grupos en un plazo de 6 meses. Este fue un triunfo que fortaleció al activismo de la fábrica y al conjunto de los compañeros y que colocó a los trabajadores de Liliana como un punto de referencia para el activismo obrero de la región.Triunfo basado en la correcta organización de base que hicieron los trabajadores de Liliana en esta primera etapa.

Conclusiones en esta primera etapa de la lucha:

  • Cuando se caracteriza con tiempo la situación en la planta, sobre todo para charlar con el activismo que surja, escuchando a la base, y viendo qué está pasando en las otras fábricas de la zona, ya que las fabricas no están “envasadas al vacío”, se puede hacer una buena lectura de en qué momento se está para actuar en consecuencia.
  • La necesidad de enseñar al conjunto de los trabajadores los métodos democráticos de las asambleas, donde con sus opiniones se sienten verdaderamente protagonistas y profundamente comprometidos colectivamente;así fue que lograron elegir delegados de hecho en una asamblea con la mayoría de los compañeros de la fábrica.
  • En determinados lugares como en este, cuando no se pueden elegir delegados legalmente, se pueden conquistar delegados de hecho, es decir, no avalados por el sindicato, por la burocracia, para pelear por nuestras reivindicaciones más elementales. Así fue en este caso, ya que la propia burocracia sindical de la UOM Rosario(que jamás los reconoció como “legales”), como el Ministerio y la patronal siempre recurrieron a ellos para comunicarse con los trabajadores.
  • Los compañeros piensan que solamente se puede llevar adelante una medida de lucha siempre y cuando nos permita el sindicato o el Ministerio, o sea, que “tenga amparo legal”.Pero las leyes están hechas para beneficiar a las patronales, hechas por su Estado capitalista, que defiende sus intereses, sin embargo en realidad esto depende fundamentalmente de la relación de fuerzas entre las clases.

La segunda etapa de la lucha

Una vez obtenido el triunfo, los compañeros ya sabían que la patronal iba a querer ir por la revancha, y que el momento crítico iba a ser cuando se inaugurase la planta nueva, para mudar toda la fábrica con el crédito millonario que le dio el Gobierno nacional, en Granadero Baigorria(ciudad lindante a Rosario) en zona norte, exactamente al otro lado de la ciudad.

La segunda parte del conflicto nace después de meses de un impase que enfriólos ánimos. Ya la predisposición a renovar un conflicto no estaba presente en las bases, quizás por miedo a represalias de la patronal. Lo cierto es que los delegados estaban desactivados en la relación con la base, relajándose (de lo cual en su momento se autocriticaron). Luego de un tiempo bastante prolongado trataron de hacer asambleas, las cuales forzadamente sacaron por plantas (tenían dos) donde «aparentemente» toda la base estaba unida y dispuesta a iniciar un plan de lucha.

Esta «reactivación» del conflicto comienza días antes de fin de año; los compañeros hicieron un petitorio de un bono de fin de año (los trabajadores de la línea blanca de la UOM cobraban en diciembre del 2013, $4.200), la patronal se niega y un sector de los trabajadores decide salir a luchar (impulsados por los delegados orientados por el PTS).Realizan un corte en la autopista con muy pocos trabajadores (20 compañeros de una plantilla de 500 obreros).Allí había militantes de organizaciones de izquierda y compañeros de la metalúrgica Allocco, que habían ido a solidarizarse, pero sobre todo muchos estudiantes del PTS y los 20 activistas de Liliana. Como dijo un obrero presente en el corte: mucho “aparato” y pocos obreros.

La patronal cuando ve que el activismo aparece en una acción despegada de la base pasa a la ofensiva, despidiendo a 12 de esos 20 compañeros (entre ellos todos los delegados de hecho). Allí comienza la última parte del conflicto y la más dura. Tanto el Gobierno provincial, como el nacional, a través de sus Ministerios de Trabajo, como la propia UOM, no hicieron más que “tirarles tierra encima” a los compañeros. El papel de la burocracia fue nefasto, llegaron a organizar una movilización con carneros y encargados diciendo que eran los “verdaderos trabajadores”.Luego de varias semanas de desgaste, la patronal, el Gobierno y la burocracia de la UOM quebraron la lucha y los compañeros quedaron definitivamente despedidos.

En esta última etapa los delegados y responsables políticos del conflicto hicieron exactamente lo contrario a las conclusiones que sacamos en la primera parte.

Increíblemente el P.T.S en una nota-balance totalmente triunfalista, evadiendo el hecho concreto de la derrota y obviamente eludiendo la responsabilidad de los evidentes errores, (sobre todo teniendo en cuenta que fueron quienes tuvieron el principal papel de dirección) dicen, «se abre una nueva etapa de este durísimo conflicto. Los compañeros prometen seguir luchando»(La Verdad Obrera n° 561 “Una nueva etapa de la gran lucha de Liliana”).
El rasgo distintivo de los bolcheviques…La prensa del partido no exageraba los éxitos, no deformaba la correlación de fuerzas, no intentaba imponerse a gritosLos datos de la prensa bolchevista del año 1917 se revelan, a la luz de los documentos de la época y de la crítica histórica, como incomparablemente más verídicos que los de los demás periódicos. La veracidad se desprendía de la fuerza revolucionaria de los bolcheviques…»No somos unos charlatanes -decía Lenin, inmediatamente después de su llegada-. Hemos de basarnos únicamente en la conciencia de las masas. No importa que nos veamos obligados a quedarnos en minoría…Ejercemos la crítica para librar a las masas del engaño….» La política bolchevista, comprendida en su integridad, se aparece ante nosotros como la antítesis directa de la demagogia y del aventurismo…” (León Trotsky enLa Historia de la Revolución Rusaen el capítulo «Los Bolcheviques y los Soviets»).

Conclusiones en esta segunda etapa de la lucha:

  • Hay que estar muy cerca de la base para medir si hay o no predisposición a luchar y no aventurarse a acciones que desprendidas del apoyo de la mayoría conducen irremediablemente a la derrota, como cortar la autopista con 20 activistas.
  • Priorizar el convencimiento en la base, explicándole a los activistas lo importante de charlar con el resto de los compañeros lo discutido en las asambleas, fortaleciendo un vínculo entre los activistas y la base de trabajadores.
  • Apoyarse en la cohesión de los compañeros de fábrica, antes que priorizar los «apoyos» superestructurales que pueden servir secundariamente en un conflicto (CTAs, CGT San Lorenzo, diputadosFIT, Mov. Evita, etc.).
  • Priorizar las necesidades de la clase antes que las del aparato partidario, llevar los estudiantes a los conflictos no está mal, pero si sustituimos en las luchas a los obreros por jóvenes militantes de la facultad educamos mal tanto a obreros como a estudiantes haciendo peligrar la lucha. Para el PTS, dada la poca cosecha de votos en la anterior elección adonde el candidato del FIT era del PTS, sacar al partido (sobre todo los jóvenes) «a la lucha obrera que ellos dirigían»(el corte en la autopista) era una buena forma de «levantar el ánimo y la moral a sus compañeros del PTS» antes que hacer una buena caracterización de cómo estaban en ese momento los trabajadores, su estado de ánimo para la acción, y la relación de fuerzas en la fábrica.

Siempre, pero más en la situación actual, en la que todavía no hay un ascenso generalizado de  la lucha de clases, hay que ver si hay o no predisposición a la lucha del conjunto de los compañeros. Al comienzo del conflicto, cuando se realizaron asambleas en puerta de fábrica de hasta 50 compañeros, la mayoría activistas, no hubo ninguna política para incorporar a esos compañeros activamente a la lucha.Se podrá decir que el apoyo de los trabajadores de base era pasivo, pero si era así, entonces lo fundamental era el convencimiento de participar más activamente tanto en las asambleas como en las luchas y si igual no se puede, retroceder organizadamente con la clase tratando de perder lo menos posible, pero una vez que se está en plan de lucha, había que contrarrestar a fondo lo que hacían la patronal y la burocracia, que visitaban “casa por casa” a los obreros para meterles miedo, porque si se pierde el apoyo de la base se pierde todo, como finalmente ocurrió.

La lucha en Liliana nos permite extraer conclusiones para el movimiento obrero, tanto en los aciertos de la primera etapa como en los errores de la segunda.Debe quedar como enseñanza que no se puede salir a la lucha contando sólo con la vanguardia, y menos reemplazar al conjunto de los trabajadores con el aparato partidario, ni aún si con ello fuera posible ganar una lucha, ya que un triunfo obtenido de tal manera sería igualmente efímero.

Corresponsal

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