Una utilización oportunista del paro general

 

A pesar de las acusaciones del kirchnerismo de que el paro del 28/8 le hacía el juego a la oposición de derecha, y más allá de las ganas que el propio Moyano pueda tener de ocupar un lugar en la oposición política, el hecho es que esta vez este se cuidó muy bien de no “atar” la medida de fuerza (como intentó en otras oportunidades) a ningún acto conjunto con partidos de la oposición, ni de hacer declaraciones en ese sentido. El paro fue llamado contra el gobierno, y punto.

Otro fue el contenido de la movilización de la CTA opositora. Con la excusa de levantar un programa que Moyano-Barrionuevo no defienden, el michelismo, el PO, el MST y otras fuerzas marcharon al Congreso, a reunirse con los diputados de la oposición para presentarles su pliego de reclamos.

Este pliego contiene puntos muy correctos y necesarios: prohibición por un año de suspensiones y despidos, ocupación de toda empresa que cierre, reapertura de las paritarias, absolución de los petroleros de Las Heras, entre otros. Pero en lugar de llamar a los trabajadores a confiar en sus propias fuerzas para imponer estas medidas, fueron al Congreso a llevarles el pliego de reclamos a los diputados de la oposición, cuando no hay ningún escenario real que diga que estos diputados pueden hacer propios estos reclamos.

Micheli en su discurso explicó muy bien esta estrategia: “Me dicen los diputados opositores que están a punto de ganarle la mayoría absoluta al kirchnerismo, así que ya no van a tener excusas para no hacer votar los reclamos de los trabajadores”… Insistió en que la reunión con los legisladores había sido muy importante, que habían participado treinta diputados, y que todos los jefes de bloque estaban presentes, menos los K y los del PRO. Continuó con un llamado a “saber unirnos a pesar de las diferencias”, fórmula muy usada porque tiene la ventaja de ser tan ambigua que dentro de ella puede caber cualquier cosa. Aunque dicha luego de festejar tanto una reunión con diputados de Massa y el UNEN, mucho nos tememos que en este caso la fórmula no apuntaba precisamente a la unidad de las organizaciones obreras ni a sostener la independencia política de los trabajadores.

Pero lo peor del caso es sembrar expectativas en que partidos del régimen vayan a defender “sin excusas” o con ellas medidas que van contra las patronales. Massa, los radicales y Cía. podrán hacer alguna que otra declaración oportunista lamentándose por el impuesto a las ganancias, o incluso por los despidos, para jorobar al gobierno. Pero de ahí a proponerse imponer en el Congreso una ley que les prohíba despedir trabajadores a los capitalistas (que esos partidos defienden todos los días), hay un abismo. Un abismo de clase.

En vez de ir al Congreso, la movilización debería haberse encaminado hacia la Plaza de Mayo. En el contexto del paro general, se debía pegar políticamente contra el gobierno, mostrar la fuerza de los trabajadores cuando llevan adelante medidas generales, en vez de crear expectativas en que del Congreso pudiera salir alguna solución a sus problemas. Más cuando no existe ningún elemento real de análisis que demuestre de que a partes sustanciales de la oposición le importa, realmente, el programa de reivindicaciones obreras, sino todo lo contrario: vienen siendo cómplices del ajuste k, ajuste que consideran parte fundamental de que Cristina “haga los deberes” antes de entregar el mando en el 2015.

Este no fue un acto de lucha, por más que Micheli haya intentado aparecer muy combativo reclamando “la toma de toda fábrica que cierre”: es una declaración hipócrita, porque el hecho es que, igual que Moyano, la CTA opositora no movió un dedo como organización sindical, no tomó ninguna medida de lucha efectiva, por ninguno de los duros conflictos que hubo contra despidos (ni en Gestamp, ni el Lear), ni para defender a los delegados antiburocráticos perseguidos.

 

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