Las Rojas en Jujuy

 

“Memoria, Verdad y Justicia”… es el título del cartel en la puerta de la Comisaría N° 24 de Ledesma. “Aquí se cometieron crímenes de lesa humanidad  durante el terrorismo de Estado” es el título del texto, en el que se cuentan con detalle los sucesos de la Noche del Apagón y en el que se da cuenta de que esa comisaría fue un centro clandestino de detención, donde fueron alojados cientos de activistas en esos días negros.

En esa comisaría, en una celda de 2 x 2 mts., con la única luz durante el día que se filtra desde el patio, sin puerta, pero con barrotes, con un colchón de una plaza y algunas frazadas en el suelo, teniendo que ponerse a gritar para lograr que cada tanto las dejen ir al baño, con permiso para darse una ducha a la semana o cada diez días, están detenidas desde hace casi dos meses Susana Díaz, María Cuella y Claudia Guaraná.

Las tres eran trabajadoras súper precarizadas de la Municipalidad de Calilegua. Barrían las calles por las mañanas, con la eterna promesa del pase a planta permanente. Susana por las tardes cuidaba chicos, y era muy querida por la comunidad, que incluso estaba juntando firmas para que ella volviera a trabajar en el jardín de infantes, donde las nenas y los nenes se habían encariñado mucho con ella.

La historia de Susana no era muy diferente de la de muchas, muchísimas mujeres que crían a sus hijos solas, que tienen trabajos en negro, precarizados, súper explotados. Susana venía de convivir con un violento, que le vendía las pocas cosas que ella con mucho esfuerzo lograba comprar, que la golpeaba frente a su hijo, que la celaba hasta con la sombra, que le sacaba los pocos pesos que ganaba para ir a tomar y volver a golpearla. Ya había logrado separarse, cuando se entera que está embarazada.

Susana piensa y piensa. Todas las posibilidades. Con un trabajo muy precario, sola con un hijo, sin vivienda propia, sin perspectiva para esa criatura. Decide realizarse un aborto. En Calilegua el misoprostol se vende como aspirinas en cada esquina. Hay clínicas clandestinas que todo el mundo sabe donde quedan. Hay médicas de hospitales públicos con doble moral, que hacen abortos en forma privada pero a viva voz se declaran anti aborto. Susana recurre a un aborto, de esos que todos los años se realizan mas de 500 mil mujeres en Argentina. De esos por los cuales cientos de mujeres mueren al año por las condiciones de insalubridad. Susana se realiza un aborto, pero las condiciones de la precariedad con que se hace le provoca una infección. Media placenta queda adentro (algo que no ocurre en un parto). Una palidez estruendosa y una hemorragia la mandan al Hospital Oscar Frías, en Ledesma. Allí la médica María Marta Scaro le hace las curaciones pero la somete a un interrogatorio. Miente en el acta que Susana dio a luz.  Scaro llama a Fabián Chaile, jefe de la Brigada de Investigaciones de Libertador. Acusa a Susana de haber vendido un bebé. Chaile detiene a Susana en la cama del hospital. Luego detiene a María Cuella y a Claudia Guaraná por presuntas cómplices. A María la van a buscar a la casa, estaba amamantado al último de sus cuatro hijos. La beba queda llorando, con la promesa de que su mamá va y vuelve. María nunca más hasta hoy regresa. Es forzada a declarar sin tener abogado presente y ante la acusación de haber entregado el bebé a una red de tráfico humano, indica dónde fue enterrado el feto. A Claudia la van a buscar al trabajo. Nunca más hasta hoy vuelve a su casa. Sus hijos quedan a cargo de su familia. A Claudia, Chaile la golpea contra una mesa, la obliga a decir lo que él quiere, sin abogado presente. Chaile llama a la Fiscal de San Pedro, Silvia Del Valle Faral. Sin entrevistar a las mujeres, inicia una causa, y caratula homicidio doblemente calificado para Susana y homicidio calificado para María y Claudia.

Una década coronada con barrotes

El relato K tiene muchos capítulos. Uno de los más gastados por el uso es el de la mujer presidenta y las mujeres. Apropiándose de las luchas del movimiento de mujeres, que de la mano de los movimientos sociales de finales de los 90 redoblaron la lucha por los derechos, y fortalecidas por las miles de mujeres trabajadoras desocupadas que adquirieron protagonismo, voz y fuerza en la pelea en las calles, el movimiento de mujeres cobró mucho empuje para pelear por los derechos de género. Los gobiernos kirchneristas, como en muchos otros temas, hizo como que tomaba las banderas. Hizo muchas leyes pero ningún avance concreto. La cantidad de femicidios aumenta, los femicidas quedan libres. La violencia hacia las mujeres aumenta, no hay subsidios ni planes de trabajo y vivienda para las mujeres que sufren violencia. Las redes de trata siguen impunes y funcionando, Marita no aparece. El aborto sigue siendo clandestino, mueren mujeres.

Pero además, diez años de verso K, diez años de un sector importante del movimiento de mujeres avalando al Gobierno deja un saldo terrible: ahora las mujeres también pueden ir presas acusadas de homicidio. A la amenaza de muerte, se le suma la condena de muerte segura que es para las mujeres el mensaje de que si el aborto clandestino sale mal… ¿Cuántas mujeres desistirán de ir al hospital aunque corran riesgo de vida, por temor a ser denunciadas?

Una campaña por tres mujeres

Cuando Las Rojas nos enteramos por los medios de que estas mujeres estaban presas, enseguida nos pusimos en marcha. Por supuesto, sospechamos de las barbaridades que decían los medios jujeños, llenos de prejuicios y machismo, imbuidos de la doble moral de una provincia donde hay dos negocios muy rentables, los abortos clandestinos y la venta de bebés, que ocurren a la vista de todos, pero de los cuales no se habla. Y de los cuales no se hace cargo ni el gobierno provincial, ni el gobierno nacional. Claro, las que pagan son las mujeres de los sectores populares.

Enseguida organizamos un escrache a la Casa de la Provincia de Jujuy. Junto con otras organizaciones nos hicimos presentes y en una entrevista con una funcionaria de la Casa exigimos inmediata libertad para Susana, María y Claudia.

A fines de julio viajamos a Libertador, visitamos a las mujeres, conocimos a sus familiares. Y les dejamos un compromiso muy firme. Vamos a pelear con todas nuestras fuerzas para que la causa por la libertad de las compañeras y por el derecho al aborto llegue a todas partes. El conjunto del movimiento de mujeres tiene que tomar esta campaña. Si las mujeres de Calilegua son condenadas, las mujeres pobres van a ser también condenadas. Al no poder decidir nunca sobre sus cuerpos, a la amenaza de muerte que pende sobre el aborto clandestino, a la amenaza de prisión si se pisa el hospital público.

Internacionalmente esta campaña ya empezó a tener un apoyo muy importante, con el video en el que Marianne Mollman (ex vocera de Human Rights Watch y miembro de ILGHR), Verónica Cruz de Las Libres de México y nuestra compañera de Las Rojas Manuela Castañeira exigen la libertad de estas mujeres.

Las Rojas impulsamos esta campaña por el derecho al aborto y por la libertad de Susana, María y Claudia con juntadas de firmas, afichadas, pintadas, volanteos, escraches y empezando a preparar la movilización del 28 de Septiembre, Día Latinoamericano de Lucha por el Derecho al Aborto.

 

Basta de criminalizar a las mujeres!

Libertad a Susana, María y Claudia!

Aborto legal ya!

 

Inés Zeta y Marina Hidalgo Robles

 

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