El movimiento estudiantil y 10A



Como destacamos desde estas páginas, el último paro general fue histórico. Se trató del segundo bajo el gobierno kirchnerista, y no en cualquier circunstancia: tuvo lugar en el marco del fin de ciclo K y el ajuste que este gobierno está llevando adelante para entregarle un país “normal” a quien se imponga en 2015 como presidente.

Lo más destacable de la situación es que la clase obrera irrumpió en la escena política tras arrancarle el paro general a la burocracia de Moyano, Barrionuevo y Micheli, a pesar de todas las maniobras de la propia Cristina y cía. y de los alcahuetes de Caló y Yasky. Ello es una consecuencia de que el descontento entre los trabajadores no se viene expresando en clave reaccionaria (como tratan de hacer ver quienes sostienen el disparate de que el paro fue una maniobra política de Massa) sino mediante un ascenso en las luchas. La demostración práctica de este hecho, el propio 10 de abril, la dieron los piquetes en puntos clave como la Panamericana, el Puente Pueyrredón y varios lugares más a lo largo y ancho del país. Tal cual recogieron todos los medios, estos piquetes –organizados por fuera y en total contraposición a la convocatoria “oficial” al paro- diferenciaron claramente a los burócratas que impulsaron la medida para descomprimir la bronca por abajo, de la izquierda y todos aquellos que queremos derrotar el plan de ajuste del gobierno en toda la línea mediante una profundización de la lucha, como sería una nueva convocatoria a un paro activo por 36 hs. y el desarrollo de la huelga general.

En esta nota, pasaremos revista al rol que cumplió la Federación Universitaria de Buenos Aires por iniciativa de sus corrientes mayoritarias, el PO y la Mella.

 

 

La primera discusión en las facultades

 

El posicionamiento a tomar se empezó a discutir la semana anterior al mismo, el 1° de abril, en asambleas simultáneas por facultad. Desde el ¡Ya Basta! – Nuevo MAS llevamos una posición unificada y clara a todas ellas: la tarea del movimiento estudiantil era sumarse con todo al paro, contribuyendo a que el mismo fuera activo y colaborando a que la amplia vanguardia antiburocrática pudiera expresarse de manera contundente. Para lograrlo, y teniendo en cuenta que hasta Moyano había salido de antemano a condenar los piquetes y decir que él no tendría nada que ver con los mismos, la cuestión era volcar las fuerzas del movimiento estudiantil, junto a los trabajadores, a bloquear las principales rutas de acceso a la capital.

Por ello, la propuesta que defendimos fue la de realizar una vigilia en la sede Constitución de la Facultad de Ciencias Sociales (a 25 cuadras del Puente Pueyrredón) e impulsar la participación en la misma de los demás centros de estudiantes, para garantizar nuestra presencia en el corte a pesar del paro de transportes. Al mismo tiempo, también apoyamos que aquellos centros que pudieran garantizar micros a primera hora participaran en el corte de Panamericana y Henry Ford (como fue el caso de Filosofía y Letras).

En todas las facultades el kirchnerismo fue derrotado, posicionándose una enorme mayoría por el apoyo al paro general y la denuncia a todas las burocracias sindicales. En Sociales, la moción de la vigilia fue aprobada, sentando ya un precedente para las discusiones en las demás facultades. Sin embargo, cabe aclarar que la última palabra la tuvieron las asambleas realizadas, también de manera simultánea, el jueves 9, a horas del inicio de la acción.

La FUBA piquetera, bien lejos de cualquier piquete

 

El 9 de abril, nuevamente, llevamos una posición clara: contribuir y jugarnos con todo a los cortes. Por ello, en Sociales y Exactas defendimos ratificar y participar en la vigilia en Constitución y el corte en el Puente Pueyrredón; en Filosofía y Letras, participar con una importante delegación en el corte de Panamericana; en el caso de Psicología, no fue posible convocar a una verdadera asamblea que dirimiera la posición.

En esta ocasión, sin embargo, el PO propuso una acción completamente distinta: realizar un acto en Plaza Houssay (Córdoba y Junín), sobre una avenida que es mano a provincia. Es decir, una medida en el interior de la capital, que no cumpliría absolutamente ningún papel en garantizar el paro activo ni en otorgarle visibilidad al mismo, completamente de espaldas a las necesidades concretas de la lucha. Aún así, las vigilias en Constitución y en Filosofìa y Letras, y la participación en Panamericana y Puente Pueyrredón fueron ratificadas, y el PO no se atrevió siquiera a hacer votar su moción en la mayoría de las asambleas.

Sin embargo, esto no fue un impedimento para que los compañeros del PO participaran de manera absolutamente testimonial en los cortes más importantes –con pequeñas delegaciones que fueron muy formalmente- e incluso no se haya atrevido a jugar un rol activo en el corte de la Panamericana, al cual se sumó cuando ya había pasado por completo el “momento clave” de cortar la calzada. Por el contrario, volcó a su militancia universitaria, llevando consigo la bandera de la FUBA, al acto marginal que habían impulsado y había sido derrotado categóricamente en las asambleas más nutridas, y que por su carácter inocuo no le aportó nada a la lucha de los trabajadores en el paro.

Por su parte la Mella (con una cuota de responsabilidad por presidir la Federación) directamente prefirió hacer aquello por lo que tanto Cristina como Moyano los hubieran aplaudido: sencillamente se quedaron en sus casas. Aunque en las asambleas dijeron estar de acuerdo con la participación activa en el paro, parece ser que a los que “apoyaban lo bueno y criticaban lo malo” del kirchnerismo les cuesta mucho reubicarse en la lucha contra el ajuste y por una salida a la crisis política y económica desde los trabajadores. Que quede claro una vez más: en el 10A, el abstencionismo fue funcional a Cristina y Caló o a los “domingueros” Moyano y Massa, pero fue a contramano de los luchadores obreros antiburocráticos que salieron a enfrentar los ataques y la política del gobierno y la oposición.

 

 

Qué política necesita la FUBA para el movimiento estudiantil

 

A una semana del Congreso Ordinario de la FUBA, este balance se vuelve más indispensable que nunca. Lamentablemente, es lo más probable que nos dirijamos a otro congreso vaciado de contenido y discusión, que se limite a que cada corriente (principalmente el PO y la Mella) preserve su “ranchito” y nada más.

Respecto al rol de Marea Popular, no creemos que haya mucho más para agregar: su posición es un tributo a sus ubicaciones centristas y kirchnerizantes heredadas de los “buenos tiempos” del gobierno”. Aunque hablan del ajuste en algunas intervenciones, son incapaces de llevar estas definiciones a la acción concreta en contra del mismo.

En el caso del PO, es una muestra más de su electoralismo “todo terreno”. Esta corriente parece haber generalizado su abordaje electoralista, de por sí incorrecto incluso en años electorales, hacia todos los problemas de la lucha de clases de manera permanente. Esta es una orientación criminal, porque bajo la lógica de no hacer nada que pueda “caer mal” abandonan paulatinamente la lucha en las calles y el desarrollo orgánico de la izquierda en todos los gremios, para reemplazarlo por actos que a nadie pueden molestar… pero que nada aportan. De allí surge su pobre participación en los cortes que realmente le dieron carne a la jornada de paro y piquetes. Más grave aún: buscan plasmar esta concepción en toda la actividad de la FUBA, lo cual sólo puede conducir a un vaciamiento aún mayor de la Federación.

En total oposición a esta línea oportunista, desde el ¡Ya Basta! conquistamos que el activismo estudiantil fuera protagonista de un paro general histórico. En el mismo sentido, seguiremos contribuyendo a que cumpla un rol activo enfrentando el ajuste de los K junto a los trabajadores. El próximo capítulo de esta lucha es la puesta en pie de un 1° de mayo unitario, antiburocrático y clasista, cuestión que debe ser discutida por el Congreso de la FUBA si es que este busca ser una instancia real de debate de cara a las necesidades de los trabajadores, los estudiantes y los sectores populares, y no simplemente una cáscara vacía.

Al servicio de esta orientación nos ponemos desde el ¡Ya Basta! y el Nuevo MAS.

 

 

Marcos Duch
Vicepresidente CECEN y delegado FUBA

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